El origen y los trayectos del Simce
El debate sobre cuál es el mejor sistema para
evaluar a los estudiantes es de larga data y ha
ido cambiando conforme cambian también los
enfoques pedagógicos. Durante la reforma del
Presidente Eduardo Frei Montalva fue creado
lo que vendría a ser el primer antecedente del
Simce: la “Prueba Nacional de Habilidad Verbal y
Matemática”, que se aplicó anualmente entre 1968
y 1971 a estudiantes de 8° básico.
Posteriormente fue creada la “Prueba de Evaluación
del Rendimiento Escolar (PER)”, que tenía el
doble objetivo de orientar a los padres para la
elección del establecimiento escolar de sus hijos,
y entregar información que asistiera al ministerio
en sus funciones de supervisión y monitoreo de
resultados, en el contexto de la descentralización
de los establecimientos escolares.
Esta prueba la rindieron alumnos de 4° y 8° básico
a partir de 1982. Se trató de un test con fines 100%
pedagógicos y cuyos resultados no podían ser
públicos ni estar ligados a sanciones. Se entregaban
detallados por porcentaje de logro respecto a
cada objetivo curricular por cada estudiante, en un
sobre sellado, junto a diversos materiales (videos,
manuales, instructivos y reportes) para saber cómo
interpretar y utilizar dichos resultados.
Finalmente, la PER se suspendió entre 1985 y 1988,
año en que comenzó el “Sistema de Medición
de la Calidad de la Educación” (Simce), que se
implementó para 4° y 8° básico de todas las
escuelas del país. La Ley Orgánica Constitucional
de 1990 establecía el mandato legal de hacer
públicos los resultados por escuela, lo que recién
ocurrió cinco años más tarde.
La Comisión para el Desarrollo y Uso del Sistema
de Medición de la Calidad de la Educación
(Comisión Simce) de 2003 y una revisión hecha
en 2004 por la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos (OCDE) entregaron
recomendaciones para mejorar este examen, las
que fueron implementadas entre 2005 y 2010.
Una de las modificaciones hechas fue el reporte
de resultados según estándares de aprendizaje
o niveles de logro, lo que permitió describir lo
que sabían y eran capaces de hacer los y las
estudiantes que alcanzaban cada uno de esos
niveles en la evaluación. En 2006 se comenzó a
aplicar anualmente la prueba de 4º básico (antes
se alternaba con la de 8º y II medio), para que
todas las generaciones fuesen evaluadas y así
poder hacer seguimiento de una cohorte a lo largo
de su trayectoria escolar. También se mejoró la
comunicación de resultados mediante informes
especiales para cada tipo de audiencia (docentes
y directivos, padres y apoderados, y un reporte
nacional de resultados).
Posteriormente, se incorporaron nuevas áreas
curriculares a la medición: Producción Escrita en
4° básico, Educación Física en 8° básico e Inglés en
III medio. Y se hizo un estudio piloto de evaluación
para estudiantes con discapacidad visual y auditiva
que permitió contar con una aplicación especial.
En 2011, la promulgación de la ley que dio
origen al Sistema Nacional de Aseguramiento
de la Calidad (Ley 20.529) marcó un hito para el
Simce y por medio de ella fue creada una nueva
institucionalidad: la Agencia de Calidad de la
Educación, que pasó a administrar este examen.
Esta ley puso en el centro el logro de Estándares
de Aprendizaje por parte de los y las escolares y
definió un sistema de rendición de cuentas de los
establecimientos en el que los resultados en las
pruebas nacionales tienen un papel preponderante.
Hoy, a 33 años de la primera aplicación del
Simce, merece la pena conocer hacia dónde
debería encaminarse esta evaluación. Por ello, los
invitamos a leer la entrevista efectuada a Alejandra
Falabella (ver página siguiente).
Más información sobre la historia del Simce:
en el informe “Hacia un sistema completo y
equilibrado de evaluación de los aprendizajes en
Chile- Informe Equipo de Tarea para la Revisión
del Simce” (Mineduc, 2014).
Política Educativa
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