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Revista de Educación •

Perfiles

Revista de Educación •

Perfiles

Hace varios años atrás decidí estudiar Pedagogía. En mi

familia, mis papás son educadores. Mi mamá es profesora

de educación básica y lleva algunos años como jefa de la

Unidad Técnico Pedagógica (UTP) en un colegio privado,

y mi papá es profesor de Biología, trabaja en colegios

públicos, incluso hace clases a adultos. Entonces, el tema

del colegio, de ser “profe”, siempre ha estado ahí, ha sido

parte de mi vida.

Por otro lado, soy la menor de tres hermanas. Una estu-

dia Ingeniería en la Universidad Católica y la otra ejerce

como dentista.

Como siempre me fue bien en el colegio -Liceo Augusto

D'halmar, de Ñuñoa- al principio pensé en seguir carreras

de áreas que a mí me gustaban, incluso Ingeniería, por-

que disfruto mucho la Matemática.

Pero después me pregunté: ¿en qué me veía trabajando

en el futuro? ¿en qué me veía de aquí a 10 años más? Y

en realidad yo me veía en un colegio, enseñando. Es un

muy buen ejercicio el intentar visualizarse a largo plazo:

¿me veo en una oficina? ¿me veo trabajando con gente?

hacerse esas preguntas es fundamental.

—¿Qué papel jugaron los profesores del colegio en la

decisión de estudiar Pedagogía?

En general, tuve muchos buenos profesores y todos me

marcaron de alguna forma. En la pandemia, pude ver

cómo se adaptaban a la situación y, aunque algunos no

sabían utilizar el computador, hicieron lo máximo posible

para entregarnos la mejor clase que podían ofrecer. Esas

cosas para mí son importantes: intentaban hacer algo,

aunque no tuviesen muchas habilidades con la tecno-

logía. Entonces, más que un profesor o profesora en

específico, yo creo que todos quienes me hicieron clases

el año pasado influyeron en mi decisión de estudiar

Pedagogía.

—¿Qué habilidades crees que debiera tener un profe-

sor hoy en día?

Adaptabilidad. En la universidad nos van a entregar mu-

chas herramientas en cuanto a estrategias y conocimien-

tos, pero no siempre vamos a tener los recursos para

poder hacer esas cosas que nos enseñaron. Hay muchos

tipos de colegios, por lo tanto, hay que adaptarse al con-

texto en que uno está.

Desde 5° básico estudié en el Colegio Salesianos de

Concepción y ya en 1° medio empecé a pensar en seguir

la carrera de Filosofía, pero en ese momento no estaba

seguro. Por otro lado, siempre hubo compañeros a los

que ayudaba o actividades en el colegio en que yo era

el moderador, así que la conexión con la enseñanza ya

existía.

Finalmente, escogí Pedagogía en Filosofía y no Licencia-

tura en Filosofía. Creo que me motivó la idea de que no

se quedara dentro de la universidad lo que sea que pueda

aportar. La Filosofía no es como la Medicina, en que uno

ve el efecto inmediato de lo que hace. Uno no cura un

resfrío con Filosofía, pero la Filosofía es algo absoluta-

mente necesario. Y aunque pienso en seguir estudios de

“La

Pedagogía

siempre ha

sido parte

de mi vida”

Arantza Reyes Valencia,

estudiante:

Carrera:

Pedagogía en Matemáticas, en

Enseñanza Media. Pontificia Universidad

Católica de Chile, Campus San Joaquín,

Santiago, Región Metropolitana.

postgrado en el futuro, también quiero dedicar parte de

mi vida a enseñar, a despertar en otros el asombro que yo

sentí cuando empecé a incursionar en esta área del co-

nocimiento. Y no solo el asombro, sino que también todo

lo que conlleva la Filosofía: el pensamiento, la reflexión

constante y la búsqueda de nuevas ideas.

—¿Qué papel jugaron los profesores del colegio en tu

decisión de estudiar Pedagogía?

En 2° medio tuve un profesor de Religión, que era suplen-

te y que también había estudiado Filosofía. Le preguntaba

cosas, él se tomaba el tiempo para responderme. Y ahí

me di cuenta que me gustaba no solo el aprender, sino

el ser capaz de transmitir el asombro y la pasión que uno

siente por algo que le gusta a otras personas. Hay autores

Además, no todos los niños aprenden al mismo ritmo.

Quizá uno cree que tiene una buena estrategia para

enseñar, pero no siempre va a ser así porque no les va a

servir a todos. Por lo tanto, yo destacaría la capacidad de

adaptarse al ambiente y al tipo de estudiantes. Obvia-

mente, si uno trabaja en más de un colegio, se encuentra

con distintos ambientes, distintos alumnos, que están

pasando por situaciones distintas. Y, por supuesto, hay

que tener empatía y no solo ganas de enseñar, sino que

también de ayudar al estudiante. La Pedagogía es una

excelente oportunidad para eso.

—¿Cómo te visualizas a nivel profesional en el futuro?

No sé, estoy recién empezando. Quizá los primeros

años me gustaría conocer hartas realidades, aún no soy

profesora para decir: “esto es lo que me gusta”, pero ojalá

pueda estar en una sala de clases donde los alumnos

y alumnas quieran realmente aprender. Lo único que

pido es que alguien quiera escucharme. Es desalentador

hablar cuando no te quieren escuchar. Me da lo mismo

si tienen más o menos capacidades, mientras quieran

escucharme, voy a ser feliz.

“Quiero

despertar

en otros

el asombro

y la reflexión”

Ignacio Fonseca Muñoz

estudiante

Carrera:

Pedagogía en Filosofía, Universidad

de Concepción (UDEC), Concepción, Región

del Biobío.