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Revista de Educación •

Perfiles

Revista de Educación •

Perfiles

A mí me interesó la Pedagogía desde muy chica. En ese

entonces, por supuesto, todavía no pensaba en estudiar

alguna carrera, eso no era tema, pero la enseñanza me

acompañó desde que tengo conciencia. Los profesores

me llamaban mucho la atención, los veía como compa-

ñeros, papás o tíos. Me preguntaban cómo estaba y los

sentía cercanos y familiares.

A los 11 años, en 6° básico, leí el libro

“Cinco panes de

cebada”, de Lucía Baquedano. La protagonista era jus-

tamente una profesora que se va al campo. A mí y a mi

hermana nos gustó mucho ese libro y despertó algo en

mí: “¡Qué lindo sería ser profesora!”,

pensé. Pero solo era

una idea.

En 2018, a los 16 años, recibí una invitación de mi Iglesia

(Evangélica) para participar en clases bíblicas visualiza-

das. ¡Ahí los niños cambiaron mi mundo!

Tristemente, los años 2018 y 2019 los perdí a nivel esco-

lar por problemas de salud. En tres oportunidades traté

de cursar 1° medio. En el Colegio Mozart solo estuve un

mes y me retiré, y después lo intenté dos veces en el Li-

ceo Abate Molina de Talca, pero no pude. En 2020 entré

a un colegio para adultos y allí pude terminar mi ense-

ñanza media. Y ahora comenzaré a estudiar Pedagogía

en Educación General Básica en la Universidad Católica

del Maule (UCM).

Si es descuidado con su forma de vestir, el alumno podría

imitar esa conducta suya y resultar una influencia nega-

tiva para él.

—En pocas palabras: ¿por qué decidiste estudiar Peda-

gogía?

Es una carrera en la cual uno puede retarse a sí mismo

e ir creciendo como persona. No solo en Medicina o

Derecho uno puede crecer, también lo puede hacer en

Pedagogía. Se puede mejorar cada día, buscando formas

y estrategias para que todos los niños aprendan. Algo

que me impactó mucho es que hace un tiempo atrás

una institución internacional hizo un reconocimiento a

los mejores profesores del mundo, Chile participó y un

profesor fue destacado por enseñar a niños no videntes

a tocar en una orquesta. Esos son caminos que Dios va

abriendo. Esos retos los vemos día a día, por ejemplo,

con niños hiperactivos.

—¿Cómo te imaginas en el futuro a nivel profesional?

Como uno de los profesores o profesoras que vi en mi

niñez. Cuando era pequeña, conocí a una profesora -la

tía “Ceci”- que era de mi Iglesia, ella tenía un lugar llama-

do el “Club del Saber” y junto a su hermana se dedicaban

—¿Hubo profesores u otras personas que influyeron en

ese interés por la Pedagogía?

El Colegio Mozart de Machalí para mí fue como una

familia, porque los profesores eran muy cercanos. Eran

un referente, pues pasábamos más tiempo con ellos que

en la casa.

Hubo varios profesores que jugaron un papel importante

en esa etapa de mi vida, inclusive la directora Marisol y

otros “tíos”, como les decíamos: el tío Mario, la tía Sussy...

Recuerdo a una profesora de Lenguaje, cuya hermana

enseñaba Matemática, me encantaba cómo enseñaba,

cómo se la jugaba para que nosotros aprendiéramos.

—¿Qué habilidades debe tener un profesor hoy en día?

En primer lugar, vocación por lo que hace. Y, añadiría, la

habilidad para llegar a los niños de tal modo que pueda

convertirse no solo en un amigo sino en una figura a se-

guir, pues varios de ellos por diversos motivos no poseen

padres presentes y el profesor es un referente esencial.

Es ahí que yo considero que un profesor, más que con

palabras, con sus acciones puede ayudar a los pequeños

a crecer intelectual e interiormente, enseñándoles cosas

tan importantes como los valores, la disciplina y el es-

fuerzo. No cualquiera puede enseñar todo esto, depende

de lo que cada profesor quiera transmitir a sus alumnos.

a descubrir los talentos que tienen los niños. Porque

todos tienen algún talento: para lo manual, lo artístico o

los conocimientos.

Me encantaría llegar a ser -y es algo que vi en algunos

docentes cuando era pequeña-, más que profesora, una

maestra. Conocí profesores que además de enseñar los

contenidos, enseñaban valores, lo que estaba correcto

y lo que no; que nos impulsaban a ser personas de bien,

rectas ante la sociedad, honestas. Eso es de mucho valor

en un profesor o profesora. Como pasamos tanto tiempo

con ellos, gran parte de nuestro aprendizaje es en el

colegio.

—¿Qué hace falta para revalorizar la profesión

docente?

Es importante reconocer más la carrera de Pedagogía.

Nadie llega a estudiar Medicina o Derecho sin pasar antes

por un colegio y allí hay profesores. Realmente no somos

nada sin ellos en nuestra vida. Se le debería dar más im-

portancia a esa carrera, porque a partir de ahí empiezan

a aparecer todos los demás profesionales. Además, hay

que cambiar en los jóvenes la imagen del mal profesor

para que no digan: “Yo no quiero ser como este”.

“Me gustaría

ser, más que

profesora,

una maestra”

Carrera:

Pedagogía en Educación

General Básica con mención,

Universidad Católica del Maule

(UCM), Talca, Región del Maule.

Anita Villar Tapia,

estudiante: