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Revista de Educación •

Protagonistas

Para su sorpresa, el profesor Pastene ya los conocía e

incluso tenía pendiente investigar más sobre sus beneficios.

Así surgió en Chile, el primer estudio de caracterización

química de estas bayas a nivel mundial.

Cabe mencionar, que este es un trabajo inédito en

el mundo, pues según explica el maestro, no existen

estudios que aborden la temática que ellos presentan en

su investigación.

Cuando decidió trabajar en el proyecto debió solicitar

más semillas a la comunidad mapuche que las había

facilitado inicialmente. Una vez que las recibió, el docente

junto a dos alumnos que participaron en la investigación,

viajaron a la ciudad de Concepción para trabajar con las

máquinas de la Universidad del Biobío.

Allí se dedicaron a extraer el compuesto del fruto, y

vieron que podían inhibir la bacteria llamada

Helicobacter

pylori

, que infecta el estómago de las personas. Así

descubrieron que las bayas del canelo evitan que actúe la

bacteria, por lo tanto, podrían ayudar a que enfermedades

como la gastritis, úlcera gastroduodenal y ciertos tipos de

cáncer de estómago no se produzcan.

El estudio siguió en etapa de investigación con

el profesor Pastene. Dicha idea además ayudó a que

los estudiantes pudieran trabajar e interactuar con una

comunidad mapuche.

Cuando la investigación estaba más avanzada, el

profesor y sus alumnos presentaron los resultados a la

comunidad mapuche, pues ellos les habían proporcionado

el fruto. Luego de tener su autorización, postularon con

el proyecto, quedando seleccionados para representar

a Chile en la feria de ciencia en Brasil, pero debido a la

pandemia se suspendió.

Los dos alumnos que participaron en el proyecto,

hoy están cursando sus estudios superiores. Martín

Pérez ingresó a la carrera de ingeniería civil química en

la Universidad de Concepción y Maricarmen García a

Tecnología Médica en el Universidad del Maule, siendo los

primeros alumnos del Liceo Altamirano en salir de Chillán a

estudiar gratis sus carreras.

LAS ALGAS DEL FIN DEL MUNDO

El proyecto que ha estado desarrollando durante este año

con sus estudiantes, surgió a raíz del viaje que realizó una

exalumna del Liceo a la Antártica chilena, para terminar su

Doctorado en Ciencias Ambientales.

“Cuando me enteré de que Olga Herrera estaba

allá le pedí que me trajera unas algas rojas, porque tenía

ganas de hacer un estudio en torno a eso. Trabajo que se

atrasó por la pandemia, pero quiero tener el proyecto final

durante el primer semestre del próximo año”, agrega.

Este estudio consiste en observar los proliferantes

(antioxidantes) presentes en las algas rojas de la Antártica,

porque según el educador, sus investigaciones han

determinado que este tipo de planta posee ciertos

Fotos: Gentileza de Miguel Ángel Asis.

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Revista de Educación •

Protagonistas

Paralelo a sus clases en el Liceo,

el docente trabaja en la Fundación

Recrea, donde llegó por un dato

que le dio un colega. Pero para

integrarse al equipo, Miguel Ángel

puso una sola condición: no recibir

dinero por sus horas en aula.

compuestos que al estar sometidos a condiciones

extremas de frío cambian. Él y su equipo compuesto por

seis estudiantes creen que esto en el futuro podría ayudar

a mejorar algunas enfermedades, tales como el Alzheimer

y algunos tipos de cáncer.

Dicho estudio, desarrollado en el taller escolar, es

pionero a nivel continental, pues solo hay investigaciones

sobre las características morfológicas del alga.

TRABAJO NO REMUNERADO

Paralelo a sus clases en el Liceo, el docente trabaja en la

Fundación Recrea, donde llegó por un dato que le dio un

colega. Pero para integrarse al equipo, Miguel Ángel puso

una sola condición: no recibir dinero por sus horas en aula.

Al aceptar su petición, lo llamaron a una reunión con el

sacerdote Felipe Berríos, donde le explicaron su labor de

voluntario. Este encuentro ocurrió en el año 2019, cuando

se gestó el denominado “estallido social”.

A los pocos días, Berríos se reunió con todos los

voluntarios y los invitó a mejorar el país a través de la

educación, porque “ese es el mejor regalo que se le

puede dar a un adolescente”, les dijo. Con eso en mente,

partió sus clases de ciencia a distancia donde debía llegar

a jóvenes de diversos campamentos de Chile e incluso de

Perú, Bolivia y Colombia.

Según comentó, esto ha sido muy enriquecedor,

porque por un lado brinda educación y, por otro, los

adolescentes le han enseñado sus realidades y cómo

logran vivir en ambientes complejos.

Al ser el aula multigrado, el docente debe adecuar

sus clases a todas las edades, pues entre sus 15 alumnos

algunos están en 3° medio y a ellos les enseña, por

ejemplo, química orgánica, pero otros son de 6° básico,

y para que no queden atrás les explica la materia

contextualizando el contenido en situaciones simples para

que todos entiendan.

PROFESOR FORMANDO DOCENTES

El educador también quiere ayudar a formar colegas para

que puedan hacer sus propios proyectos de ciencia.

Un ejemplo de aquello, es el trabajo que inició con

la profesora de integración, Danitza Paredes, quien ha

entrelazado su labor con iniciativas científicas. Ambos han

buscado temas como, el proyecto “ Uso de filtros para

agua de riego de hortalizas”, con él cual en noviembre

ganaron la última versión de la Feria de Ciencia Escolar

de su liceo y además su proyecto fue el más visitado en la

Feria Nacional de Ciencias y Tecnologías de la Universidad

del Biobío.

“Sé que vamos a lograr incluir la ciencia en muchas

asignaturas, porque mis colegas son motivados y van a

darse cuenta de que pueden, y así animarán a sus alumnos

a hacer iniciativas innovadoras y únicas. Sé que con la

ciencia podremos cambiar el mundo”, concluye Asis.