Previous Page  31 / 64 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 31 / 64 Next Page
Page Background

31

Revista de Educación •

Zona pedagógica

Revista de Educación • En el aul

“En cada una de mis clases

hago apresto corporal”

María Antonieta Mendoza,

profesora de Pedagogía en Educación Musical

y formadora de profesores

¿Cómo se puede llevar a la práctica este tipo de

pedagogía?

Una práctica sustancial para trabajar la afectividad es partir

desde la propia corporeidad y establecer una agradable rutina

afectuosa permanente, fortalecida con la ejercitación diaria,

idealmente al inicio de cada clase o sesión, o al comienzo del día

es cuando se incorpora esta práctica en una rutina individual.

En cada clase hago “apresto corporal” con todos los

estudiantes, independiente de la edad. En todos los

perfeccionamientos a docentes que he hecho –y no solo

en la Región Metropolitana, sino también en regiones– he

implementado esta práctica. Y así he logrado que ellos/as se

conecten como grupo y también conmigo, es decir, con la

persona que educa. Para ello, en una primera etapa, trabajo

tres ejercicios que involucran el concepto de la corporeidad: la

respiración, la relajación y la activación del cuerpo. Para educar

bien tenemos que trabajar con el cuerpo, la mente y el espíritu

en forma simultánea.

¿De qué manera se integran esas tres variables?

Con la pedagogía de la afectividad, el rol del docente se

convierte más bien en uno que guía, orienta y facilita el

aprendizaje en una atmósfera favorable para el desarrollo de

dinámicas interactivas y dialógicas, más que en cumplir con la

simple transmisión de conocimiento.

Se pueden, por ejemplo, hacer dinámicas grupales, en

las cuales todos/as los estudiantes tengan el derecho a

participar, a opinar, a conectarse entre ellos. Y en ese

contexto, el apresto corporal es muy beneficioso. Porque

aquí se trata de dar un enfoque distinto. Con la pedagogía

de la afectividad, el concepto de instruir da paso al de

educar. No solo se entregan conocimientos, sino que a la vez

se trabajan con los cuerpos, con los espíritus, con las almas,

con las sonrisas, con la música, con el arte en general.

El arte es maravilloso como medio de trabajo, porque todas las

personas tenemos talentos, podemos crear, y eso se aprovecha

muy bien en esta pedagogía.

En su libro “Pedagogía de la Afectividad” usted dice que

lo esencial es conocer la realidad de cada alumno/a, ¿pero

cómo se puede lograr con cursos de 30 ó 40 alumnos?

Al trabajar la corporeidad, de alguna manera se muestra

la forma de ser de las personas. Y como un curso dura un

semestre o un año, podemos pesquisar elementos que nos

ayudan a acercarnos a quienes más lo necesitan, porque

obviamente no es posible atender en forma individual a 30 ó

40 estudiantes.

También podemos hacer esto a través de diálogos que van

surgiendo en el día a día. Por ejemplo, en un 2° básico una

chiquitita se me acercó y me dijo: “No voy a poder hacer

el trabajo que usted me pidió”. Le pregunté por qué. Y me

explicó que no vivía ni con su papá ni con su mamá: “Vivo con

mi nana, porque mis papás son de Los Vilos y arrendaron un

departamento en Santiago porque querían que yo estudiara en

este colegio”. Ahí hay un tema, que inmediatamente registro y

ya sé que con ella tengo que hacer un trabajo especial.

¿Hay diferencia de esta disciplina según los distintos

ciclos de enseñanza?

No, lo que cambia es el lenguaje comunicacional según los

niveles. En educación básica hay que hacerlo a través del

juego, del canto, de la música, de la expresión corporal. En

enseñanza media el diálogo más profundo entra en acción,

aunque también les gusta ejercitar la corporalidad, tarea

que consta de tres etapas: contacto personal, contacto

interpersonal y contacto grupal.

La metodología para los niveles iniciales mantiene la

misma estructura, sólo se va modificando y adaptando el

lenguaje de comunicación. Por ejemplo, cuando hablamos

de inspiración y expiración nuestro cuerpo es como

un globo que se infla y desinfla, y toda la actividad se

realiza en función de esa imagen. El cuerpo de pronto se

transforma en olas de mar, en muñeco de papel, en títere,

en marioneta, en ave o algún animal, etc.

Por otro lado, un factor que siempre hay que incluir en las

distintas actividades es no presentar talentos individuales.

En mi experiencia, armé orquestas y coros con los cursos

completos. ¿Por qué? Porque todas las personas son

importantes en el lugar donde están y eso es fundamental

dejarlo claro. Los problemas de autoestima, sobre todo en

la adolescencia, son muy fuertes. Trabajar la pedagogía de

la afectividad como medio para prevenir y afrontar esos

problemas es muy valioso.

Entrevista completa en:

www.revistadeeducacion.cl