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Revista de Educación •
Zona pedagógica
A través del ejercicio y las artes
La pedagogía
de los afectos
se fortalece
Acerca de esta innovadora forma de trabajo en el aula, Revista de Educación
conversó con María Antonieta Mendoza, profesora de Pedagogía en Educación
Musical y con amplia experiencia en salas de clases de los más variados niveles
educativos, quien recientemente publicó el libro “Pedagogía de la Afectividad
¿Cómo implementar su práctica?”, de Editorial Signo.
¿Q
ué es la pedagogía de la afectividad? “Es
una forma de trabajo en el aula que busca
crear un clima organizacional de calidad,
de gran efectividad en torno a las relaciones humanas y
a las comunicaciones. Y que considera la necesidad de
facilitar los espacios de reflexión para dar curso libre al
pensamiento y al desarrollo de la imaginación creadora. En
otras palabras, se trata de intervenir el clima organizacional
de la clase para que sea más cálido, más cercano, más
atractivo. Eso es lo que hay que hacer con la afectividad,
ése es el propósito amplio”, asegura la docente y
formadora de profesores, María Antonieta Mendoza.
Recientemente publicó su libro “Pedagogía de la
Afectividad ¿Cómo implementar su práctica?”, de Editorial
Signo, en el que explica cómo se puede llevar a cabo
dicha intervención en el aula. Algunas prácticas esenciales:
1. Trabajar la corporeidad.
Contempla tres tipos de contacto: personal (ejercicios
de respiración diarios), interpersonal (para ello, son
propicios los juegos de imitación, de espejo, de roles,
de mimos y bailes, etc.) y grupal. Respecto de este
último punto, en el libro se señala que aquí “la actividad
comunicativa corporal está en función de un grupo que
se moviliza libre y espontáneamente. Ello puede ser
estimulado y apoyado con elementos musicales propicios
como el ritmo de una melodía que invite al movimiento y
la distensión generalizada, o algún juego grupal dirigido,
entre otras actividades estimuladoras del libre movimiento
corporal. Sólo en ese instante, es factible generar el
contacto grupal y la organización de dinámicas de
conversación”.
2. Desarrollar la capacidad de escucha.
En ese contexto, se señala que es “imprescindible
considerar en todo diseño curricular los espacios
de discusión guiada y un rol docente centrado en la
mediación y la moderación, con lo cual se favorece el
intercambio afectuoso de las ideas, el desarrollo del
lenguaje discursivo debidamente fundamentado, y el
despertar de la curiosidad científica en concordancia con
un ambiente de mutuo respeto”.
3. Potenciar la educación artística.
Se hace hincapié en que “sus componentes teóricos
están permanentemente al servicio de la sensibilidad
humana, lo que la convierte en un recurso didáctico
de inigualable valor”. Y se propone que cada una de
las disciplinas curriculares sean abordadas en un alto
porcentaje mediante acciones vinculadas con las artes
musicales, plásticas y visuales, escénicas, literarias, la
expresión psicomotora y el juego como una recreación
muy importante de socialización.