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Revista de Educación •

En el aula

Eso es lo que consiguió

esta educadora:

una sala dentro del

establecimiento exclusiva

para la especialidad de

Artes, así los niños y los

jóvenes podrían tener un

espacio para hacer volar

su imaginación. Idea que

fue reforzada gracias a

los proyectos que llevó a

cabo con la plataforma

“Dale Profe”.

L

a profesora junto a sus padres y dos de sus

hermanos emigraron el año 2000 de la comuna

de Quilpué, ubicada en la Región de Valparaíso,

hasta la Isla de Quinchao en Chiloé. Los movía una mejor

calidad de vida.

Allí terminó sus estudios secundarios y se matriculó en

la Universidad de Artes y Ciencias Sociales (Arcis), donde

estudió pedagogía básica con mención en Inglés, ya que

aquella especialidad venía incluida en aquel entonces.

Comenzó a trabajar el año 2012 en la Escuela Teresa

Cárdenas de Paredes, de Quinchao, la cual está a media

hora de Curaco de Vélez, localidad en que está radicada con

su familia. Cerca de un centenar de alumnos asisten a esta

escuela, que ofrece matrículas desde el nivel de prebásico

hasta 8° básico. Allí la educadora desarrolla un taller de

Inglés, clases de Lenguaje y Artes Visuales a todos los cursos.

“Ingresé al establecimiento por la mención de Inglés,

pero hago clases de Lenguaje y también de Tecnología

y Artes, pues siempre he tenido afinidad con esas

especialidades, ya que me gusta que los niños exploren,

usen distintos materiales y trabajen volúmenes, porque

para mí el arte no es solo el dibujo limpio y perfecto para

las efemérides”, comenta Andrea.

UN NUEVO ESPACIO PARA CREAR

Eso es lo que consiguió esta educadora: una sala dentro del

establecimiento exclusiva para la especialidad de Artes, así

los niños y los jóvenes podrían tener un espacio para hacer

volar su imaginación. Idea que fue reforzada gracias a los

proyectos que llevó a cabo con la plataforma “Dale Profe”.

Asimismo, obtuvo financiamiento para comprar unos

sets de artes, que tenían todo lo necesario para que sus 10

alumnos de 4° básico pudieran trabajar creando un plan de

rescate cultural de la isla, para lo cual debieron investigar

relatos inéditos del lugar. La idea era llevar esas historias a

unos cuadros confeccionados por ellos mismos durante sus

horas de clase.

El año pasado, Andrea Torrealba creó otro proyecto

donde llevó el teatro a las aulas. Esa actividad la realizó

junto a unas colegas de Lenguaje y de lengua indígena.

La ejecución de la idea, contemplaba la entrega de todos

los materiales a los estudiantes, para que ellos solo se

preocuparan de crear los personajes de la obra y aprendieran

más sobre el lenguaje nativo de los pueblos indígenas.

Lamentablemente, por la llegada de la pandemia del

Covid-19 no pudieron presentar los trabajos finales, así es

que debieron seguir trabajando en sus hogares. Tarea que

fue complementada con el envío de materiales por parte

de la educadora, quien los supervisó a distancia, a través de

contactos online.

Gracias a la presencialidad que se ha producido este

semestre, el proyecto se retomó durante estos días. Ahora

se aprontan a grabar cada historia de los niños, para luego

evaluarlas.

“Mis alumnos quedaron maravillados con esta idea, en

particular la de los títeres, porque ellos podían quedarse