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Revista de Educación •
Conversando a fondo
“Trabajar desde la exigencia hace que
los procesos sean muy complicados y
dificulta el aprendizaje. Pero si estoy en
la aceptación del otro, esto cambia. Por
lo tanto, lo esencial es que sea lo que
sea lo que estemos haciendo, lo estamos
haciendo juntos, sin exigencias”.
Entonces, en relación con la educación por el arte,
primero debo mencionar que en los años 80 desarrollé la
Metodología Interaccional Integrativa (MII), que apunta a
permitir que el estudiante tenga espacio para resolver una
tarea, cualquiera que ésta sea, del modo como piense que
debe ser resuelta. Sin instrucciones sobre cómo hacer o
cómo llegar a la resolución de esa tarea. Y eso tiene que
ver justamente con dar espacio a la creatividad, que es una
característica de la educación por el arte.
Y la corporalidad también es importantísima.
Somos nuestra corporalidad y nuestro lenguaje. Mi
interés por las emociones tiene que ver con eso: las
emociones son posesiones corporales para hacer cosas.
Si estamos tristes o enojados no hacemos lo mismo
que si estamos alegres. Humberto Maturana decía: “las
emociones acotan el espacio de acciones posibles”. Y
he constatado que eso es así. Tengo una larga línea de
investigación al respecto, desde el año 2000 hasta el
año 2010.
¿Qué papel juegan las emociones en el aprendizaje y en
particular en los niños del espectro autista?
Son fundamentales. No solo para los niños con
necesidades educativas especiales, sino para todos
nosotros. Los docentes de educación diferencial lo saben
muy bien: los niños entienden más rápido y mejor si están
en un contexto interaccional de aula grato. Y lo pude
comprobar en mis investigaciones. Lo mismo ocurre con
todo el mundo, pero quizá ahí es más evidente.
Y no necesitamos largos períodos de tiempo. Lo que
requerimos es consistencia en la interacción para que el
niño se sienta aceptado y, por lo tanto, quiera estar con
uno. Trabajar desde la exigencia hace que los procesos
sean muy complicados y dificulta el aprendizaje. Pero si
estoy en la aceptación del otro, esto cambia. Por lo tanto,
lo esencial es que sea lo que sea lo que estemos haciendo,
lo estamos haciendo juntos, sin exigencias. Eso funciona y
es un punto relevante para la competencia profesional de
los y las educadoras.
LA MII: 100% VIGENTE
Si tuviera que nombrar la principal investigación o aporte
que ha hecho Ud. en materia de educación, ¿cuál sería?
La Metodología Interaccional Integrativa (MII), a la que
me referí en breve antes y que básicamente es una propuesta
de un modo distinto de interactuar en la sala de clases.
Ese nombre raro tiene su fundamento. Cuando la
elaboré, no se hacían investigaciones como las que se
hacen ahora que consideran el comportamiento general
de una persona, aquellas que abordaban el aprendizaje
de la lectura iban por un carril y aquellas sobre cálculo y
resolución de problemas iban por otro, por dar un ejemplo.
Por eso se llama “integrativa”, eso era una novedad.
Y se llama “interaccional” porque antes tampoco
se le daba importancia al contexto interaccional del
aula, allí es donde se establecen las relaciones, donde
surgen emociones gratas o no, donde se facilita o no el
aprendizaje, en ese flujo relacional que depende de cómo
propicie esa relación el profesor o profesora.
Hace un par de años atrás hicimos una revisión de los
fundamentos de la MII, habían pasado tantos años qué
quizá algo podía requerir ser modificado o no servir, y la
conclusión del grupo fue que todo está vigente. Lo único
diferente es que ahora todos lo entienden, en el año 80
decir que el profesor/a no debía dar instrucciones sobre