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Revista de Educación •
Política educativa
Licenciada en Ciencias de la Ingeniería de la Universidad
de Concepción, hace pocas semanas se tituló en
Ingeniería Civil Biomédica. Es lo suyo. Siempre le gustó
la biología, liderar procesos y tener un impacto en la
vida de las personas. Y basta con conocer su proyecto
de título para darse cuenta de esto: creó un socket
–que es uno de los elementos más importantes de
una prótesis para amputados– en base a imágenes de
resonancia magnética.
En 2020 se sumó al programa de mentorías “Mujeres
Poderosas” de Mineduc. “Cuando WoomUp (empresa
que ejecutó el programa) me ofreció participar para
inspirar a estudiantes de educación básica y media, me
pareció muy interesante porque es una conexión difícil
de tener, que una universitaria pueda tomar contacto
y transmitir su experiencia a chicas en esa etapa de su
educación. Además, desde mis primeros años de carrera
he estado vinculada al tema de brechas de género
y STEM; en 2016 fundé en mi universidad Women in
Engineering, que es un grupo que se dedica a trabajar
para reducir las brechas de género”, señala.
¿Cómo era la tarea que llevaste a cabo en las
mentorías?
Mensualmente nos conectábamos online con algunas
estudiantes y estábamos presentes en un grupo de
WhatsApp respondiendo sus inquietudes. Al comienzo fue
difícil porque hay jóvenes un poco tímidas, que no quieren
encender la cámara o conversar por audio, y solo escriben.
Entonces, lo primero fue romper el hielo. Y me di cuenta al
ir contando mi experiencia, que para ellas era importante.
Se quedan con la idea de atreverse a conocer otras carreras,
descubrir qué es la informática, qué es la ingeniería, y que
las mujeres podemos aportar en esas áreas.
Hubo una chica, con la que aún tengo contacto, con
quien hice la mentoría a través de WhatsApp porque
no tenía Internet en su pueblo. La invité a participar al
concurso “Justicia Espada Acuña” de WIE (Women in
Engineering) de la Universidad de Concepción, en honor
Compartir
la inspiración
a la primera ingeniera de Chile y Sudamérica. Y obtuvo
el tercer lugar.
¿En qué consistía ese concurso?
Se trata de levantar un proyecto vinculado a la ciencia,
podía ser de física, tecnología o biología. La ayudé con
algunas ideas. Me decía: “No tengo computador, solo
teléfono, pero puedo conseguir el de mi primo”. Y así,
a punta de esfuerzo fue sacando adelante su proyecto.
Con un programa, hizo la segmentación de una imagen
de rayos X, para separar el hueso del resto del examen.
Hasta el día de hoy seguimos en contacto y le envío
guías para ensayos PDT (Prueba de Transición).
Una vez me dijo que le gustaba la arquitectura. Le
propuse que hablara con mi hermana, que estudia
esa carrera, para que la orientara y descubriera qué
es lo que le gusta de arquitectura. Y después me dijo:
“Conversando con tu hermana me di cuenta que me
gusta la ingeniería civil”. Entonces conseguí una chica
que estudia Ingeniería Civil para que la guiara.
¿Cuáles son los mayores retos de ser mentora?
¿Sientes que valió la pena?
Sí, totalmente. El reto es impactar. Y para lograrlo hay
que vencer obstáculos, al principio no están dispuestas
a compartir sus inquietudes y expectativas. Hay que
animarlas a que sigan lo que quieren y mostrarles
nuevas opciones. Cuando les pregunto: “¿Nunca se
te ha ocurrido estudiar ingeniería o ser científica?”, te
responden: “Nooo, es tan difícil, hay tantos hombres”. Y
eso es un desafío, romper esa burbuja y decirles: “Están
todas estas opciones que puedes descubrir, aplicarte y
así generar un tremendo cambio en la sociedad”. Las
mujeres tendemos a elegir carreras en las que podamos
generar un impacto directo. La ingeniería podría ser un
poco abstracta en ese sentido, pero cuando a uno le
enseñan qué tipo de cosas se pueden hacer en esa línea,
quedan motivadas. Se les abre un poco la mente.
Entrevista completa en:
www.revistadeeducacion.clPamela Zurita, ingeniera civil biomédica
Foto: Gentileza de Pamela Zurita.