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Revista de Educación •
Tendencias
a. Estrategias que forman relaciones de alta calidad:
1. Conversar y compartir ideas en el Consejo de
Curso:
en esta reunión semanal se tratan temas
que surgen en los entornos de grupo. Se plantean
preocupaciones del aula y se intercambian ideas sobre
posibles soluciones. Y en la próxima reunión se aborda
si se logró el objetivo, si se está avanzando y qué falta
por hacer.
2. Mensajes del Yo:
es una estrategia para manejar
situaciones difíciles o conflictos en alza, que consiste
en dinámicas que ayudan a los estudiantes a reconocer
sus sentimientos. Por ejemplo, el profesor pone un
afiche en la pared con el texto: “Yo me siento _____
porque _____”. Luego, pide a los estudiantes que
piensen acerca de qué es lo que sienten sobre un tema
en particular y lo comuniquen. El docente puede usar
la técnica de la repetición del mensaje: “Tú te sientes
_____ porque _____”, pues así demuestra interés,
comprensión y empatía con el alumno/a.
3. Pensar en voz alta:
el adulto dice lo que está
pensando respecto de una situación en particular
para modelar intencionalmente las habilidades
socioemocionales en niños y jóvenes. Y a partir de
allí, puede iniciar una conversación con cada uno de
sus alumnos: “¿Qué piensas tú?, ¿Qué harías frente
a eso?” Para un estudiante, escuchar que el profesor
dice: “Cuando yo estoy en esa situación respiro
profundamente dos veces, tomo un poco de agua y
así me siento más calmado, ¿qué harías tú?”, lo hace
darse cuenta de que todos necesitamos estrategias para
manejar las emociones.
b. Rutinas y estructuras cotidianas:
4. Llevar un juego para crear hábitos a la sala cada
mañana.
Por ejemplo, “Brain Games” (“Juegos del
Cerebro”), desarrollado por EASEL y HopeLab, se
enfoca en la autoregulación y se puede practicar en
cualquier momento durante la jornada escolar.
5. “Árbol de los Sentimientos”:
en las hojas se
cuelgan palabras con las emociones que surgen
en el aula: frustrado, feliz, triste, etc. Esto permite
crear vocabulario, entregando a los niños el lenguaje
necesario para hablar de sus emociones.
c. Actividades en clases:
6. Resolución de conflictos:
consiste en enseñar a los
alumnos acciones que pueden ayudarlos a evitar un
conflicto o a que éste se intensifique. Para ello, se hacen
juegos de roles o se usan cartas con ideas para abordar
estas situaciones, entre otras dinámicas. Lo importante es
que sean rutinas cotidianas.
7. Usar libros y sesiones de cuenta-cuentos para debatir
ideas y conceptos SEL:
la idea es aprovechar la literatura
infantil y juvenil de alta calidad. Y a partir de ahí hablar
sobre los pensamientos, creencias, deseos y emociones
de los personajes; su conducta y qué motivó esa
conducta. Al construir lenguaje académico se incorpora
a los niños en debates valiosos y se apoya la regulación
socioemocional.
d. Andamiaje dirigido:
8. Estrategias para calmarse:
dado que una parte
importante de los sucesos que alteran la dinámica de
una sala de clases es por alumnos que reaccionan mal
frente a alguna pregunta compleja u otra situación
que les provoque estrés, el docente puede entregarles
herramientas de apoyo, por ejemplo, una caja con
artefactos que puedan apretar o plumas que puedan
soplar cada vez que sientan que van a perder el control.
9. Reconocimiento positivo:
esto disminuye el nivel de
estrés de los alumnos y, por lo tanto, los ayuda a actuar
de forma más reflexiva y apropiada. “Esta es una de las
herramientas más efectivas que hemos utilizado y así lo
hemos escuchado de parte de niños, jóvenes, docentes
y padres. Y es tan simple, es tener presente cosas que
quieren ver en un alumno o alumna y decirle algo positivo
cuando eso sucede”, dijo Jones. Son palabras que
adquieren un sentido profundo para el estudiante, más
aún si tiene algún tipo de dificultad como, por ejemplo,
focalizar su atención.
Una estrategia útil podría ser designar aleatoriamente
cada semana al “alumno/a genial”, sus compañeros
deben hacer llegar mensajes al profesor con lo positivo
que él o ella ha hecho en esos días y al finalizar la semana
comparten estas notas con ese alumno o alumna. “Ha
transformado el comportamiento de los niños, es una
estrategia muy efectiva”, concluyó.
Prácticas útiles
en la sala de clases
La académica explicó que éstas operan en cuatro niveles: primero, las que promueven
relaciones de alta calidad y que están en la base de la enseñanza; segundo, las rutinas y
estructuras cotidianas; tercero, las actividades en clase y finalmente, el andamiaje dirigido.