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Revista de Educación •

Protagonistas

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Protagonistas

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María Angélica López,

docente del Instituto Nacional

Formando a nuevos

científicos con la mirada

en las estrellas

La destacada profesora de Matemática y Física del Instituto Nacional José

Miguel Carrera de Santiago, y coordinadora de la Academia de Astronomía

del establecimiento, cuenta con una vasta trayectoria educativa donde ha

ayudado a formar a las nuevas generaciones de jóvenes científicos. Por su

loable trabajo, acaba de ser distinguida con el premio AURA - Padre Picetti.

Fue su alumno de enseñanza media, Rodrigo Espinoza,

del Instituto Nacional José Miguel Carrera, quien dio los

primeros pasos para crear la Academia de Astronomía

y Astronáutica del establecimiento en el año 2009. En

ese entonces, se celebraban los 400 años de la creación

del primer telescopio por Galileo Galilei y, además, Chile

participaba por primera vez en las Olimpiadas Latinoa-

mericanas de Astronomía.

“Rodrigo necesitaba a un profesor o profesora patro-

cinante para inscribirse en las Olimpiadas, porque él se

estaba preparando para la competencia, pero requería

del respaldo de un docente. Nos organizamos y ese año

inscribimos a dos jóvenes en el certamen”,

recuerda la

profesora María Angélica López.

Más adelante, a la docente le asignaron la misión de

formar una selección de estudiantes para ser parte de

las Olimpiadas escolares. Fue en ese momento cuando

López decidió crear la Academia de Astronomía del esta-

blecimiento, un taller que funciona una vez por semana,

después de la jornada escolar, y que se transformó en un

espacio ideal para despertar el interés científico de sus

estudiantes.

Pronto el taller comenzó a ganar muchos adherentes,

llegando a reunir a 30 adolescentes desde 2º a 4º medio

del liceo antes de la pandemia. Allí los jóvenes practican

para participar en las Olimpiadas, que se llevan a cabo

una vez al año. De hecho, desde la creación de la acade-

mia han logrado obtener medallas de oro, plata y bronce.

La academia que mira

al cielo

El concurso estudiantil exige rendir cinco pruebas de

conocimiento individual y grupal, es decir, los alumnos

tienen que estar capacitados para resolver problemas

astronómicos de cualquier índole y, junto a ello, deben

saber trabajar en grupo con jóvenes de otros países.

Otra etapa del certamen consiste en observar el cielo

abierto de noche, donde cada alumno con un telescopio

debe identificar determinadas estrellas o los satélites de

Saturno, según sea el requerimiento.

En la Academia, han montado simulaciones con cohetes,

elaborados por ellos, con botellas desechables.

“Esto

se hace con todas las medidas de seguridad necesarias,

para que ninguna persona salga dañada, pues los cohe-

tes alcanzan diferentes alturas, las que son monitorea-

das y medidas por los estudiantes”,

agrega la profesora.

También han confeccionado a escala los planetas y el

sol. Estos son fabricados manera circular con hojas de

diario, para luego ser cubiertos con papel metálico, así

los jóvenes pueden tener una referencia del tamaño de

cada astro.

El trabajo no solo ha sido en el aula, pues la Academia ha

organizado viajes al Cajón del Maipo para hacer obser-

vaciones y alistar a los alumnos para futuras competen-

cias escolares. Incluso tuvieron la oportunidad de ver el

eclipse solar del año 2019 en La Higuera, en la Provincia

de Elqui. Cabe recordar que este fenómeno astronómico

-que ocurre cuando el sol, la Tierra y la luna se alinean-

dejó en total oscuridad parte de la Región de Atacama

hasta la Región de Coquimbo en nuestro país.

Premio a la trayectoria

“Ser profesora es mi vida, no me imagino haciendo otra

cosa que no sea educar

”,

afirma la docente, sin titubear,

al preguntarle sobre su elección profesional por más de

40 años. Gracias a su significativa contribución a la edu-

cación, este año fue condecorada con el premio AURA

- Padre Picetti 2021, por el cual recibió un galvano y un

telescopio de regalo.

El reconocimiento lleva su nombre en honor al sacerdote

Juan Bautista Picetti del Colegio Seminario Conciliar de

la Serena, quien dedicó su vida a educar a adolescentes y

niños sobre la ciencia.

La Asociación de Universidades para la Investigación en

Astronomía (AURA por sus siglas en inglés) le entregó el

reconocimiento a la docente María Angélica “por su tra-

bajo en la divulgación y difusión de la astronomía en Chi-

le y por incentivar la formación de jóvenes científicos”.

El galardón fue una sorpresa para ella, quien confiesa

que nunca pensó en ser la ganadora. “Me avisaron dos

días antes por teléfono de que había sido elegida. Y

cuando se llevó a cabo la ceremonia online (debido a la

pandemia), me llamaron muchas personas para felicitar-

me, entre ellas, colegas, exalumnos y otras personas que

he conocido a través de las Olimpiadas”, cuenta.

“Cuando era niña

le hacía clases a mis

juguetes”

Le educadora nació en la ciudad de Concepción, en la

Región de Biobío, donde estudió toda su vida. Recuerda

que su gusto por educar es de familia. Su gran inspira-

ción fue su abuela Ema Aguayo Pérez, una profesora

normalista, comprometida con sus alumnos y muy revo-

lucionaria para la época, pues a temprana edad se separó

de su marido y decidió trabajar para criar a sus hijos. Ella

fue educadora y directora en una pequeña escuela rural