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Revista de Educación •

Política educativa

no había nada, eso me llamó mucho la atención. Y pasa

lo mismo con los currículos

(Docente, mujer).

Y más adelante, se resalta la necesidad de evitar la

diferencia de expectativas entre niños y niñas:

Hay cosas que nosotros damos por sentado en

los hombres y en las mujeres no. Y creo que todo

eso se tiene que trabajar. Se tiene que trabajar y

deliberadamente, como, por ejemplo, mostrar figuras

heroicas de mujeres, cierto. Da lo mismo la materia,

pero existen, solo que están completamente anuladas.

(Docente, hombre).

El informe también muestra el papel protagónico que

tienen los docentes en materia de equidad de género:

“Los y las docentes constituyen un núcleo

trascendente a la hora de planificar cambios sustanciales

en la agenda de género a nivel de establecimientos

educacionales. Este valioso recurso requiere ser

capacitado, fortalecido y potenciado […] Es clave

el rol de los y las docentes en materias de género,

articulando iniciativas y reflexionando con enfoque

de género. Serán actores fundamentales en cualquier

proceso de cambio que se implemente en esta

materia en los establecimientos educativos y en la

generación de espacios de participación para los y

las estudiantes. El rol del profesorado es central en la

prevención o intervención frente a la violencia de género,

particularmente en la sala de clases”.

PRINCIPALES DIMENSIONES DESTACADAS POR

EL INFORME

1. Dimensión de resultados educativos ampliados

En los talleres se reconoce la importancia que tiene

esta primera dimensión para dar cuenta de las brechas de

género en el ámbito educativo.

En el espacio de las relaciones sociales en

la escuela se configuran estas desigualdades

de género. Por ejemplo, en la discriminación

por condición física, en el uso del espacio

escolar –el patio lo usan los hombres para

el fútbol y resulta raro si una niña juega a

la pelota–, y en el trato desde directivos y

docentes hacia las alumnas.

En términos de datos duros, probablemente,

la inequidad de género pueda verse reflejada en

los resultados que se obtienen, no sé, tipo prueba

Simce… los resultados de los hombres, por ejemplo,

en matemáticas, suelen ser más altos que los de las

mujeres... Los estímulos tempranos ya están como

decididos, por así decirlo. Los hombres tienen que

irse más a lo matemático y las mujeres, no sé, a los

ramos más humanistas. Por supuesto que eso ha ido

cambiando, pero al menos en datos duros ahí se puede

ver la inequidad de género

(Docente, hombre).

2. Dimensión experiencial del clima de convivencia

escolar

Los actores educativos y expertos refieren que en el

espacio de las relaciones sociales en la escuela es donde

se configuran estas desigualdades. Por ejemplo, en la

discriminación por condición física, en el uso del espacio

físico escolar -el patio lo usan los hombres para el fútbol

y aún resulta raro si una niña juega a la pelota-, y en el

trato desde directivos y docentes hacia las alumnas.

La niña que no tiene el pelo que se usa ahora, la

ropa que se usa ahora, o sea, es víctima de bullying, la

molestan. No así los niños. Los niños tienen como más

aceptación frente a los defectos físicos. A las niñas se

les molesta más cuando son más gorditas; se les molesta

más si no se peinan en la forma que se peinan las demás

que se alisan el pelo

(Docente, mujer).

Uno de los elementos que emerge con fuerza en

los talleres es el trato a los y las estudiantes trans en

el espacio escolar y la necesidad de trascender un

enfoque de género binario. “¿Cuántos colegios en la

Región Metropolitana abren las puertas a un niño trans?”

(Docente, mujer).