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Revista de Educación •

Zona pedagógica

estudiante, pero al menos deben existir dos a tres

sesiones a la semana hasta que termine el año escolar.

Para mejorar la lectura se apoya con textos y libros

independientes de lo que los alumnos estén viendo en

sus clases formales. Se refuerzan las vocales que allí

aparecen. Sin embargo, quienes miden los avances de

cada niño son sus propios profesores, pues son ellos los

que evalúan la efectividad del proceso completo.

Este año Claudia trabaja con una alumna de 2º

básico, que lleva 10 sesiones, y ya está leyendo a su

ritmo durante sus clases. Esto se demuestra porque

reconoce las palabras y sabe como suenan. Todo este

nuevo aprendizaje para ella le ha dado la confianza y

ha perdido el miedo a leer las latas de conserva, cajas,

carteles y todo lo que se encuentra a su alrededor, y que

antes no sabía interpretar.

Todo esto es posible gracias al refuerzo positivo

y a través de ejercicios lúdicos, con juegos de ruletas,

adivinanzas, trabajo de imágenes con las vocales, entre

otros. Cuando han adquirido los conocimientos y la

seguridad, logran crear cuentos escritos por ellos mismos.

“El año pasado apoyé a un niño de 1º básico

desde octubre. A pesar del corto tiempo, pues las

clases terminaban en diciembre, él avanzó bastante en

cada sesión. Para mantener su atención, le propuse

escribirle una carta al jugador de fútbol Alexis Sánchez,

ya que él jugaba a la pelota. Fue tanto su entusiasmo

que juntos le escribimos al Viejo Pascuero también”,

comenta la tutora.

Con él generó gran sintonía, ayudándolo a leer

a su ritmo en pocos meses, cosa que no hacía con

su profesora jefe. A pesar de que el alumno no tenía

problemas para reconocer las palabras. Dicha situación

fue considerada por su maestra, quien lo ayudó para

ganar confianza, hasta que se soltó y comenzó a leer

con ella.

Hoy quienes son parte de este proyecto, que recién

cumplió un año, trabajan para llegar a más colegios

que lo necesiten, de todas las regiones del país, incluso

a los establecimientos que están en zonas rurales.

Las directoras comparten el sueño de llegar a

todos los niños de Chile, para que nadie se quede al

margen de la lectura y la escritura. “Creo que conseguir

que todos se empapen con este proyecto y tengan el

espíritu que posee el programa sería maravilloso, pues

esto que hacemos no es caridad, ni una ayuda aislada,

sino que es una comunidad que está trabajando por un

bien universal”, concluye María Jesús.

“El año pasado apoyé a un niño de 1º básico

desde octubre. A pesar del corto tiempo, pues

las clases terminaban en diciembre, él avanzó

bastante en cada sesión. Para mantener su

atención, le propuse escribirle una carta al

jugador de fútbol Alexis Sánchez, ya que él

jugaba a la pelota. Fue tanto su entusiasmo que

juntos le escribimos al Viejo Pascuero también”.

Claudia Jelvel, tutora del programa

de Fundación Letra Libre.