Previous Page  48 / 52 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 48 / 52 Next Page
Page Background

48

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Revista de Educación Nº 386

Qué es y cómo

nació Lab4U

Experiencia en

Sinaloa, México

Se trata de cuatro aplicaciones que

convierten cualquier teléfono celular en un

laboratorio apto para hacer experimentos

científicos:

Lab4Physics

utiliza sensores

incorporados en el celular como el

acelerómetro, giroscopio o magnetómetro

para registrar movimientos de péndulo,

medir la velocidad y la cantidad de energía

cinética, entre otros;

Lab4Chemistry

está

enfocada en la asignatura de química y su

herramienta “SpectroCell” usa la cámara

del aparato como un sensor que detecta,

por ejemplo, la concentración de una

disolución desconocida sólo con una foto;

Lab4Biology

transforma la cámara en

un microscopio capaz de aumentar una

imagen hasta 40 veces; y el

Portal para el

profesor

ofrece recursos pedagógicos para

hacer experimentos.

El proyecto “nació en los pasillos de la

Universidad de Chile mientras nosotros

mismos luchábamos con nuestra educación

científica”, cuenta Komal.

Allí conoció a Álvaro José Peralta, un

ingeniero de software creativo. “Teníamos

un sueño y Álvaro sabía cómo hacerlo

realidad al ocupar sensores móviles

pre-existentes en smartphones como

instrumentos científicos”, señala.

Ambos fundaron la empresa Lab4U, a lo que

luego se unió otro compañero, Isidro Lagos,

quien trabajó con ellos hasta 2017.

Fueron tan eficientes en su misión, que hoy

Lab4U se ubica entre las 100 iniciativas

de innovación social digital que están

transformando América Latina, según el

informe “La revolución digital ante los

grandes retos del mundo”, publicado en

2018 por el Instituto de Innovación Social

de ESADE (Universidad Ramón Llull) y

Fundación EY.

En 2017 se llevó a cabo allí un proyecto

piloto que se extendió a las aulas de 10.000

alumnos de secundaria. En concreto, se

aplicó una evaluación de impacto con un

grupo sin Lab4Physics (grupo de control)

y otro con acceso a esa tecnología (grupo

de tratamiento). El objetivo era determinar

la correlación entre la motivación y el

rendimiento académico de los estudiantes

cuando en el contexto escolar tienen

acceso a la aplicación Lab4Physics

(Laboratorio para física).

Esta experiencia la recoge el reciente

informe “¿Y esto para qué sirve? La

indagación científica como clave de la

enseñanza de competencias STEM para el

siglo XXI”, del BID (Banco Interamericano

de Desarrollo), 2018. Allí se resume muy

bien el problema:

“¿De qué modo aprende un estudiante

latinoamericano sobre principios de

física como la aceleración centrípeta?

Tradicionalmente se tiene la idea de un aula

con un grupo de alumnos de secundaria

atentos al profesor, quien explica cómo

calcular la velocidad y magnitud de un

objeto. Ellos copian rápidamente la fórmula

científica que ven en la pizarra y que luego

tendrán que memorizar, mientras intentan

entender la complejidad del tema. Termina

la clase, se miran confundidos unos a otros

y piensan: “esto no sirve, no lo aplicaré

en la vida real”. La falta de indagación y

aplicación científica que debería llevar al

estudiante de la teoría a la práctica suele

originarse en un vacío aún mayor: la falta

de infraestructura y espacios colaborativos

que fomenten la experimentación”.

Y luego se invita al lector a imaginar un

escenario en el cual variables como la

falta de laboratorios y el desinterés de

los estudiantes persisten, pero donde

los docentes y sus alumnos cuentan con

una tecnología innovadora adaptada a la

indagación científica.

El piloto que se describe en esta publicación,

cuyo diseño se basa en la reutilización de

los sensores del celular inteligente para que