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Revista de Educación Nº 386

CULTURA

¿Qué consejo daría usted a

los docentes para introducir

a los niños y jóvenes en el

mundo de Andersen, poder

conocerlo y aprender de él?

¿Puede nombrar otros

cuentos emblemáticos

que muestren el “alma” de

Andersen?

Se destaca mucho “El patito

feo”, ¿por qué?

¿Cómo resumiría usted el

legado de Andersen? ¿Dónde

se preserva?

Que lean los cuentos con los alumnos sin

pensar que su interpretación es la única

válida. Que sea una lectura libre, donde cada

niño tenga el espacio para interpretar como

quiera, eso sería el espíritu de Andersen: la

fantasía libre. Muchos de los cuentos tratan

problemas que aún no están resueltos, por

ejemplo, el trabajo y el maltrato infantil en

relatos como “La pequeña vendedora de

fósforos”. También se puede leer “La sirenita”

y luego ver la película de Walt Disney para

conversar con los estudiantes la diferencia

entre ambas versiones. En el cuento “No

sirve”, la gente “bien” critica a la lavandera

porque bebe, puede ser una excelente

partida para comenzar a hablar de prejuicios

sociales y de pobreza.

RE

Recomiendo que, para toparse con el alma

de Andersen, tomen un grueso libro de

cuentos de él y los lean, uno tras otro. Ahí

se puede apreciar su calidad literaria, la

frescura de su lenguaje y cómo siempre

logra escribir para el niño y, en otra “capa”

de lectura, manda un mensaje al adulto. En

lo personal me encantan: “El Ruiseñor”, que

trata sobre los valores esenciales; “El Traje

nuevo del emperador”, es genial, sobre el

engaño, la farsa, y lamentablemente más

actual que nunca; “La Reina de la nieve”, de

cómo el amor vence cualquier obstáculo;

“Las Flores de la Pequeña Ida”, es una

férrea defensa de la fantasía libre, allí

está considerado el manifiesto literario de

Andersen. Y también lloro cada vez que leo

“Historia de una madre” y si se quiere una

buena crítica al chisme y las malas lenguas

está “Es Verdad”.

Al leer a Andersen uno se da cuenta que

tiene mucho de autobiográfico. Con “El

cuento de mi vida”, queda claro que así fue

y con el “Patito Feo” se nota que se ve a sí

mismo como ese personaje, rechazado por

sus pares por ser grande y feo, pasando por

miles de humillaciones y penurias antes de

ser reconocido y de convertirse en el bello

cisne que finalmente es.

Paramí, aunque suene siútico, su legado está

en primer lugar, acuñado en los corazones

y cuerpos de todos quienes han leído sus

cuentos. La obra completa de Andersen

consiste en piezas de teatro, novelas,

cientos de cuentos, bellos recortes de papel

y los collages que hizo al final de su vida.

En Odense, su ciudad natal, tiene su propio

museo y la casa, increíblemente pobre de su

niñez, también está convertida en museo.

Cuando se celebraron los 200 años de su

natalicio, Dinamarca tiró la casa por la

ventana. Y sus cuentos se siguen imprimiendo

y leyendo, generación tras generación.

"HAY MUCHÍSIMO DE SU VIDA

PERSONAL EN LOS CUENTOS.

AQUÍ POR SUPUESTO ESTAMOS

INTERPRETANDO, PERO PARA MÍ

ANDERSEN ES LA ‘SIRENITA’, QUE SUBE

DE LOS FONDOS, ES RECOGIDA POR

LA NOBLEZA, QUERIDA, PERO NUNCA

VERDADERAMENTE COMPRENDIDA. ÉL

TAMBIÉN ES EL ‘SOLDADITO DE PLOMO’,

QUE NUNCA LOGRA EXPRESAR SUS

SENTIMIENTOS TAN HUMANOS Y QUE

HOY TODAVÍA NOS EMOCIONA".

Gentileza: Editorial Zig-Zag.