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sensibilidades y se convirtió en preocupación a nivel

nacional cuando su madre, Marcela Guevara, se em-

pezó a movilizar y a crear las bases para impulsar un

proyecto de ley que proteja a la niñez trans.

Fue así como, el 13 de noviembre de 2020, mediante

moción parlamentaria, ingresó a la Cámara de Diputa-

das y Diputados el proyecto de ley que modifica la Ley

General de Enseñanza (LGE) y la Ley sobre Subvención

del Estado a Establecimientos Educacionales, para

reforzar la normativa sobre convivencia escolar, consi-

derando el respeto de la identidad sexual y de género,

y además, sancionar toda forma de discriminación

basada en estas circunstancias (boletín 13893-04), el

que fue bautizado como “Ley José Matías”.

El proyecto contiene seis ideas matrices:

• Que los establecimientos pongan a disposición

de la comunidad su reglamento interno, el cual

debe contener las resoluciones y circulares del

Mineduc, las que tienen que estar reflejadas en

las normativas.

• Que se reconozca explícitamente el derecho de

los y las estudiantes a que se respete su libertad

sexual y su identidad de género.

• Que se indique expresamente que a los funcio-

narios de los establecimientos que maltraten

física o psicológicamente a sus estudiantes, por

razones de raza o etnia, nacionalidad, situación

económica, ideología u opinión política, religión,

creencia, sexo, orientación sexual, identidad o

expresión de género y enfermedad o discapaci-

dad, les serán aplicables las sanciones que dis-

pone el Código Penal en sus artículos 403 bis y

siguientes (penas de prisión y multas).

• Que se establezcan nuevos requisitos a los pro-

fesionales que están a cargo de la convivencia

escolar en los establecimientos, como contar

con preparación y experiencia acreditable.

• Que los establecimientos estén obligados a de-

nunciar los hechos de acoso escolar a los tribu-

nales de familia y no como ahora, que solo apli-

can el reglamento interno.

La

transexualidad no es ningún invento reciente ni

posmoderno, ha sido reconocido en las diferentes

culturas durante toda lahistoriade lahumanidad, casi

siempre asociada al ámbito de la espiritualidad y/o

religión. Aparece documentado en todos los tiempos

y en todos los rincones del planeta. Un ejemplo es

el código de Hammurabi de los babilonios; también

la mitología clásica, grecorromana, está plagada de

posibles identidades sexuales anatómicas y sociales,

así como cambios de sexo.

En laantiguaRoma se les identificabacomo las “gallae”

en su papel de adoradoras de Cibeles, Venus y Attis.

Mientras, en sánscrito existe la palabra “kliba” para

nombrar a las personas que no podían considerarse

claramente ni como hombres ni comomujeres. Y en

la cultura hindú están aún las “hijras”, varones que

se convierten en sacerdotisas luego de un ritual.

Los estudios antropológicos evidencian la presencia

y normalización de la transexualidad en las distintas

etnias indígenas de América del Norte. Y en África

sucede lo mismo con los “Sererr” del pueblo Pokot

en Kenya o las “Sarombavy” de Madagascar.

Es a partir de la preponderancia de las religiones

monoteístas, que imponen una visión dicotómica

de la existencia, cuando cualquier expresión que

transgreda lossexosbiológicosesnegadayperseguida.

De hecho, la cultura judeocristiana más ortodoxa y

conservadora considera que existe un unitarismo

sagrado entre género y sexo biológico, derivado

de la creación de Adán y Eva en el Génesis, apuntan

algunos historiadores.

En los siglos XIXyXX, con la secularizacióndelmundo

occidental, se abre la puerta al estudio científico del

“hecho transexual”. Primero como desviación, más

adelante como trastornomental, hasta la actualidad,

en que se ha buscado sacarlo de la clasificación de

enfermedades mentales, como ya lo hizo la OMS

hace tres décadas.

Desde los primeros tiempos

y en todas las latitudes

Política Educativa

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