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Revista de Educación •
Conversando a fondo
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Conversando a fondo
El año pasado trabajó activamente en el programa de Educación del entonces candidato Gabriel
Boric, y se llevo una grata sorpresa cuando, una tarde de verano, mientras se tomaba un café, el
Mandatario electo lo llamó para preguntarle si estaba disponible para ser ministro de Educación.
“A un Presidente nunca se le dice que no. Acepté. Además, conocía el programa y sentí que podía
hacer esa tarea”, asegura el profesor Marco Antonio Ávila. Él conoce la realidad de las escuelas y
liceos públicos del país, porque trabajó con estudiantes que vivían en contextos de vulnerabilidad y
entre 2015 y 2018 fue Coordinador Nacional de Educación Media del Mineduc. Y en esta entrevista
plantea sus definiciones y el sello que le quiere dar a su gestión educacional.
Marco Antonio Ávila, ministro de Educación
“Tenemos que valorizar
la educación como una
profesión estratégica”
Marco Antonio Ávila conoce el funcionamiento de las
aulas. Profesor de Lenguaje y Comunicación en Enseñan-
za Media, trabajó en el Colegio Cardenal Carlos Oviedo
Cavada, de la Fundación Belén Educa (2001–2008). Allí
fue profesor jefe de 32 alumnos del 1° medio A, una ex-
periencia que lo marcaría para siempre.
Cuando llegó tenía solo 22 años y, aunque hasta ese
momento solo había trabajado en preuniversitarios, supo
ganarse poco a poco la confianza de estos jóvenes que, a
pesar de provenir de contextos adversos socioeconómi-
camente, tenían grandes sueños: Nathaly León quería ser
profesora; Camila Vergara, arquitecta; Juan Luis Tronco-
so esperaba licenciarse en la especialidad de Adminis-
tración y ponerse a trabajar… la lista suma y sigue. Quizá
fueron los gestos con este último los que realmente lo
acercaron a sus estudiantes, pues Ávila lo defendía frente
a sus colegas cuando tenía problemas de conducta.
Incluso, le pedía que mejorase su comportamiento, para
tener argumentos para apoyarlo.
Al menos la mitad de sus 32 estudiantes logró estudiar
algo después de salir del colegio. Pero Juan Luis Tronco-
so, el alumno que tanto defendía, lamentablemente ya no
está. El año pasado fue encontrado muerto, al parecer, a
causa de una depresión. Los recuerdos de esos alumnos
siempre lo acompañan. Además, en ese establecimiento,
él lideró procesos de mejoramiento en la asignatura de
Lenguaje y Comunicación y coordinó a los docentes en
las tareas de gestión pedagógica.
Los reconocimientos no se harían esperar: como profe-
sor de aula fue merecedor de la Asignación de Excelen-
cia Pedagógica, integró la Red de Maestros de Maestros
y el año 2007 fue escogido como representante del área
de educación entre los 100 líderes por la Revista Sábado.
Sería el comienzo de una próspera trayectoria profesional.
“Siempre quise ser
docente, nunca
tuve dudas”
Ahora, en su calidad de ministro de Educación, cuenta
que no sólo trabajó en la educación pública. Él es hijo
de la educación pública. “Mi educación media la hice en
el Liceo Nº6 Andrés Bello, establecimiento insigne de la
comuna, pues la educación pública de San Miguel estaba
ahí”, afirma orgulloso.
Dice que le gustaba ir a clases. En febrero ya se estaba
preparando para el inicio del año escolar, en una época
distinta a la actual, dice, pues los niños volvían del cole-
gio y muchas veces estaba la mamá, porque las familias
en general disponían de más tiempo para sus hijos.
Conversando a fondo