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Revista de Educación •
Conversando a fondo
Uno de los resultados de PISA es que el 50% de los
profesores de todo el mundo no se sienten cómodos en el
entorno de enseñanza digital.
Sí, la educación ha tardado en adoptar la tecnología y
los cambios se han producido muy rápido.
¿Qué consecuencias cree que tendrá este cierre
prolongado de escuelas por el coronavirus para los
estudiantes (preescolar, primaria y secundaria), parti-
cularmente los de América Latina? ¿Cómo cree que les
afectará en términos de desarrollo social y personal y
en términos de aprendizaje?
Pocos grupos son menos vulnerables al coronavirus que
los niños en edad escolar, pero pocos grupos se han visto
más afectados por las respuestas políticas a este virus. Es
natural que gran parte de la atención pública se concentre
en los desafíos a corto plazo relacionados con la salud y el
empleo, pero las pérdidas de aprendizaje que se derivan
del cierre de escuelas arrojarán sombras sobre el bienes-
tar económico de las personas y las naciones. Aquellos
con menos habilidades serán menos productivos, menos
capaces de participar en actividades económicas y sociales
y más propensos a recibir ayudas o subvenciones sociales. Y
a diferencia del impacto económico directo de la pandemia,
que será temporal, es probable que estos efectos sigan
siendo permanentes. En pocas palabras, nuestras escuelas
de hoy son nuestras economías de mañana.
Si bien es difícil predecir exactamente de qué manera
los cierres de escuelas afectarán el desarrollo futuro de los
estudiantes, estimamos que los alumnos de los grados 1° a
12° (1° básico a 4° medio) afectados por los cierres podrían
esperar un 3% menos de ingresos durante toda su vida.
Esto supone que sus pérdidas de aprendizaje hasta ahora
equivalen a perder un tercio de un año escolar en promedio
(una estimación razonable de todo lo que sabemos) y que
las escuelas vuelven a la normalidad en el tercer trimestre
de 2020. Si se proyecta eso en nuestras economías, se llega
a un costo asombroso a largo plazo de 683 mil millones
de dólares en un país latinoamericano más pequeño como
Argentina y de 2.134 mil millones de dólares en uno más
grande como Brasil. Si las interrupciones continúan en el
nuevo año escolar, como ya es el caso en algunos países,
esas pérdidas crecerán proporcionalmente.
Algunos argumentan que los estudiantes se pondrán al
día cuando las escuelas vuelvan a abrir, pero es poco proba-
ble que eso suceda si las cosas continúan como de costum-
bre. Los resultados de las evaluaciones PISA de la OCDE
muestran pocos países con una mejora real en los resultados
del aprendizaje de los estudiantes durante las dos últimas
décadas (sin pandemias). Por lo tanto, los responsables de la
formulación de políticas deberán redoblar sus esfuerzos para
evitar que la educación vuelva al status quo inadecuado e
inequitativo cuando las cosas retornen a la normalidad.
CÓMO CONSTRUIR UNA ESCUELA DE CALIDAD PARA
EL SIGLO XXI
En su último libro “Primera Clase”, Schleicher cuenta
que decidió escribir esta obra cuando vio a niños de los
barrios más pobres de Shanghái (China) aprendiendo, con
alegría, de los mejores profesores de ese municipio. “Fue
entonces cuando me di cuenta de que una educación
universal de gran calidad es un objetivo alcanzable, que
está dentro de nuestras posibilidades ofrecer un futuro a
millones de estudiantes que actualmente no lo tienen, y
que nuestra tarea no consiste en hacer posible lo imposi-
ble, sino que lo posible sea alcanzable”, señaló.
Allí también aborda, entre otros temas, la importancia
de la innovación y destaca que “el éxito ya no consiste en re-
producir el conocimiento de los contenidos, sino en extrapo-
larlo de aquello que conocemos y aplicar ese conocimiento
de forma creativa en situaciones novedosas; también se basa
en pensar superando los límites entre disciplinas. Cualquier
persona pueden buscar —y, por lo general, encontrar— in-
formación en internet; ahora las ventajas aumentan para
quienes saben qué hacer con ese conocimiento”.
Menciona la experiencia de las 51 escuelas Kosen de
Japón, donde el aprendizaje es práctico, colaborativo y
basado en proyectos. Lo que distingue a estos exigentes
establecimientos, “es su combinación única de enseñanza
dentro del aula y aprendizaje práctico basado en pro-
yectos —que, en este caso, es transversal y se centra en
el estudiante—, y donde los profesores son sobre todo
orientadores y mentores. No se trata del tipo de proyectos
artificiales de una semana que ahora se han puesto de
moda en muchos centros educativos de todo el mundo;
los estudiantes por lo general trabajarán varios años en el
desarrollo y la realización de su gran idea”. Por ejemplo,
refiere la experiencia de un alumno que trabaja en una
solución de bajo costo para purificar el suelo de la conta-
minación de metales pesados.
Son proyectos escolares que, tal como explica en
ese libro, “no suelen terminar en una papelera, sino que
a menudo llegan hasta una incubadora de ideas, desde
donde hallan su camino hasta el mercado como una de las
muchas innovaciones de Japón”.
Asimismo, pone hincapié en la necesidad de aprender
a consumir información con sentido crítico, colaborar con
los demás e incorporar valores a la educación como el
respeto, la responsabilidad, la resiliencia, la integridad, el
cuidado y la armonía en los centros educativos.




