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Revista de Educación •
Educación inicial
EL ROL CO-EDUCADOR DE LA FAMILIA
Y LA SOCIEDAD
“Necesitamos vincular a la familia y a la sociedad, no
dejárselo todo a las educadoras”, sostiene Anita Díaz.
“Padres y educadoras tienen un vínculo mucho más
formal y conocido con los niños, pero la sociedad entera
debiera estar informada de la importancia que tienen los
tres primeros años de vida y que, todos juntos, promova-
mos interacciones de calidad”.
Para esto, el programa armó un plan de difusión con
tres canales: Uno comunicacional (posters, afiches, web,
redes sociales) que difunde los Principios en medios de
comunicación, en el almacén del barrio o en la pelu-
quería. Otro canal consiste en generar redes intersec-
toriales con instituciones públicas y privadas, quienes
ponen a disposición sus propios canales para difundir
esta información. Por ejemplo, mailings y newsletter
de empresas, hacer algunos guiños en supermercados,
etc. Además, se hablará de estos principios en carreras
formativas como enfermería y educación. Y por último,
se desarrollarán talleres sobre estos 5 Principios donde
se explique, modele, capacite y se entreguen los funda-
mentos teóricos.
INTERACCIONES DE CALIDAD
“El programa ‘5 Principios Básicos’ promueve el de-
sarrollo cognitivo, pero también socioemocional de
niños y niñas, a través de acciones simples que pueden
implementar los adultos que son parte de su entorno.
La ciencia ha demostrado que una infancia con este tipo
de apoyo tiene resultados positivos en múltiples pla-
nos: autoestima, convivencia, salud, proyectos de vida
personal, entre otros”, afirma el gerente del Centro de
Desarrollo Humano de Fundación Chile, Hernán Arane-
da, encargado de materializar este programa.
Y es que el programa apunta justamente a eso, a
informar a la sociedad de la importancia que seamos
conscientes que cuando nos dirijamos a un niño o niña
le hablemos de las cosas por su nombre, le señalemos
las cosas, les cantemos, etc. Que quede clara la impor-
tancia que tiene la interacción de calidad con los niños
en su desarrollo, especialmente entre los 0 y 3 años.
“Queremos potenciar una transformación cultu-
ral, ofreciendo consejos y cambios que pueden sonar
sencillos, pero que, al ser incorporados por las familias
a sus rutinas, pueden generar un gran impacto en el
bienestar de las niñas y niños”, señala la subsecretaria
María José Castro.
La tarea va más allá del rol de los educadores, los
padres o los cuidadores, pero ellos deben contar con la
ayuda de todos como sociedad. El propósito central es
promover una crianza respetuosa, basándose en pilares
como el amor, la comunicación y la comprensión.
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“Queremos potenciar una
transformación cultural, ofreciendo
consejos y cambios que pueden
sonar sencillos, pero que, al ser
incorporados por las familias a sus
rutinas, pueden generar un gran
impacto en el bienestar de las niñas
y niños”, señala la subsecretaria
María José Castro.