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Revista de Educación •

Tendencias

Maldonado asegura que “el aprendizaje

tiene que ver con el refinamiento de nuestras

conexiones, no con el número de nuestras

neuronas”. Y da un ejemplo concreto: en

matemática alguien de 20 años sumará más

rápido, pero probablemente se equivocará

más que una persona de 40. “De ello se

deduce que no es el número de neuronas lo

que nos debe preocupar, sino reforzar los

circuitos que necesitamos para hacer cosas.

La mejor manera de proteger el cerebro es

usándolo”, agrega.

po? Para el aprendizaje explícito que tiene que ver con

aprender cosas nuevas en términos verbales y también

para acordarnos de lo que nos toca vivir. “Una persona

que tiene daño en el hipocampo no se acordará de las

personas nuevas que conoce, de lo que come o a dónde

fue. Pero podría tocar piano, aunque no se acuerde que

sabe tocarlo”, asegura.

En cambio, la “memoria de trabajo” requiere prin-

cipalmente la participación de la corteza prefrontal y se

ocupa solo mientras una tarea está en curso. Es decir,

al marcar un número de teléfono la persona se acuerda

que marcó el 3, que no tiene que volver a digitarlo. En

esa memoria el hipocampo no interviene. Por lo que si

alguien tiene daño en el hipocampo perfectamente pue-

de hacer llamados por teléfono, seguir los pasos de una

receta, o ejecutar otras tareas. Asimismo, puede utilizar

sin problemas la “memoria procedimental”, que dice

relación con la práctica de actividades físicas.

LAS EMOCIONES Y LA MEMORIA

Maldonado asegura que “el aprendizaje tiene que ver

con el refinamiento de nuestras conexiones, no con el

número de nuestras neuronas”. Y da un ejemplo con-

creto: en matemática alguien de 20 años sumará más

rápido, pero probablemente se equivocará más que

una persona de 40. “De ello se deduce que no es el

número de neuronas lo que nos debe preocupar, sino

Pero lo que tienen en común todos estos meca-

nismos de memoria es que “implican un cambio en la

conexión neuronal del cerebro. Y sin esos cambios, no es

posible el aprendizaje. De manera que cuando aprende-

mos nuestro cerebro ha mutado físicamente”, afirma.

Maldonado incluso señala que si uno previene cam-

bios físicos en las neuronas, el aprendizaje no ocurre.

Asimismo, destaca que no nacen nuevas neuronas,

salvo en uno o dos lugares del cerebro, pero en el 95%,

no sucede.

EL HIPOCAMPO, LA CORTEZA CEREBRAL Y EL

APRENDIZAJE

La neurociencia moderna ya ha demostrado que la ma-

yor parte de las funciones cerebrales requiere la partici-

pación simultánea de muchas estructuras. “Las distintas

áreas del cerebro trabajan en forma colaborativa”,

asegura el experto.

Para recordar hechos de la vida pasada o fechas

–como la de nacimiento o del día de la Independencia de

Chile– se involucran estructuras específicas, como el hipo-

campo y la corteza cerebral. También son necesarias para

recordar el contenido de un libro o conceptos abstractos.

El hipocampo, destaca Pedro Maldonado, es una de

las estructuras críticas en el proceso de aprender, aun-

que no todos los aprendizajes se realizan mediante esa

estructura. Entonces, ¿para qué es esencial el hipocam-