

RUTINAS DE PENSAMIENTO:
¿QUÉ SON Y POR QUÉ SON TAN
ESENCIALES?
Para hacer buenas preguntas en la clase
es muy útil recurrir a las llamadas “rutinas
de pensamiento” que, tal como explica
Ximena Barrera, “son estructuras simples
que permiten fomentar e impulsar el
pensamiento de los estudiantes”. En
palabras más simples: “son secuencias
de preguntas que apoyan y fomentan el
pensamiento”. Al comienzo se sugiere que
se siga la estructura que plantea la rutina y
que se den los tiempos para cada actividad,
pero “cuando el maestro ya se siente más
cómodo las adapta y por eso uno no puede
tomar cursos de rutinas de pensamiento, las
tiene que usar para ver cómo funcionaron,
cómo respondieron los estudiantes”.
Por ejemplo, existe la rutina de “Preguntas
Creativas” que busca crear preguntas que
estimulen la reflexión, a partir de inicios
como: ¿Por qué…?, ¿Cómo…?, ¿Cuáles son
las razones…?, ¿Cuál es el propósito de…?,
¿Cómo sería diferente si…?, ¿Supongamos
que…?, ¿Qué tal si…?, ¿Y si supiéramos qué…?,
¿Qué cambiaría si…?
Patricia León destaca que es fundamental
preguntarse sobre todo qué tipo de
pensamiento quiero desarrollar en un
momento dado, porque usar la rutina
por usarla no tiene sentido. “Si yo como
profesor digo: ‘¿Qué tipo de pensamiento
quiero que mis estudiantes utilicen en este
momento (para alcanzar o dar solución
a esta situación o llegar a esta meta o
para que puedan llegar a desarrollar este
desempeño)?’ Partiendo de esa base, puedo
buscar qué rutinas me pueden ayudar y
en qué momento. Hay rutinas que sirven
para iniciar la clase, otras para presentar
un concepto y descubrir qué saben los
estudiantes de eso y qué conceptos
equivocados pueden tener”.
Ambas expertas señalan: “A nosotros nos
gustan las ‘rutinas de pensamiento’, porque
ayudan a dar patrones y no se enfocan en
la planeación, sino en la forma como se
da el discurso en el aula, en cómo llevar
realmente a que los alumnos aprendan de
sus pares. Con las preguntas constructivas
y generativas la conversación en el aula se
transforma. Hay un enriquecimiento, los
alumnos plantean preguntas que ayudan a
otro(s) a movilizar su pensamiento”.
Todo ello contribuye a crear una “cultura
de pensamiento”, tanto en el aula como
en la institución escolar, una meta tan
deseable como necesaria. Pero como dice
Ron Ritchhart, uno de los investigadores
de Proyecto Zero, para que el aula sea una
cultura de pensamiento para el estudiante,
la institución también debe serlo para el
docente. “Por eso nos gustó mucho lo que
habló Tina Blythe (Directora de Proyecto
para la colaboración de aprendizaje en
línea de Proyecto Zero) en el VI Congreso
Internacional de Educación, ella no solo se
refirió al aprendizaje de los estudiantes,
sino también aludió a nuestro propio
aprendizaje a nivel profesional. Ahí es donde
se origina la expansión del pensamiento”,
concluyeron.
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Más información:
Ritchhart, R., Church, M. & Morrison, K.
(2014). Hacer visible el pensamiento: Cómo
promover el compromiso, la comprensión
y la autonomía de los estudiantes. Buenos
Aires, Argentina: Editorial Paidós.
Página web de Proyecto Zero (Harvard):
http://www.pz.harvard.edu/(en inglés)
http://www.pz.harvard.edu/projects/cultures-of-thinking