

primera enseñanza, extender el sistema
educacional a los estratos más pobres y
dar a conocer nuevas metodologías de
enseñanza.
Por otra parte, aquí cabe destacar un hito
fundamental que marcó el ingreso de
las mujeres a la universidad. Cuando la
Universidad de Chile fue creada en 1842,
solo entraban a estudiar hombres. Esa
situación cambió después de que Miguel
Luis Amunátegui -ministro de Justicia,
Culto e Instrucción Pública en el gobierno
de Aníbal Pinto- dictó el famoso “Decreto
Amunátegui” en 1877, el cual autorizaba
a todas las mujeres a cursar estudios
universitarios en Chile.
Sin embargo, ya existía en la mente de
las mujeres de aquella época, el nombre
de María Dolores Egaña Fabres, hija del
connotado abogado Juan Egaña y de la
chilena Victoria Fabres, quien a pesar de
los fuertes prejuicios de la sociedad y de la
oposición del rector de la Universidad de
San Felipe
10
(ahora Universidad de Chile),
fue matriculada, el 4 de marzo de 1810,
para asistir al doctorado de filosofía. No
hay mayor información de la vida de ella
durante su período de estudiante, solo se
sabe que su estadía fue considerada una
“excepción” en esos años, porque cabe
destacar que la autorización para que las
mujeres accedieran a la universidad fue
otorgada recién en 1877.
Tanto fue el revuelo de aquel aconteci-
miento, que incluso Javiera Carrera co-
mentaba su gran logro. “Siento una gran
admiración por doña Dolores Egaña. Esta
hija del patriota Juan Egaña, los dejó pas-
mados a todos cuando se matriculó en la
universidad”. Luego remató diciendo, “Ya
se van a ver muchas Dolores”
11
.
Casi ocho décadas tuvieron que transcurrir,
para que las mujeres fueran consideradas
formalmente como alumnas dentro de una
universidad. Así fue como en 1887, Eloísa
Díaz, fue la primera chilena en titularse
de médico cirujano, en la Universidad de
Chile, y luego en el mismo año Ernestina
Pérez.
LOS HERMANOS
AMUNÁTEGUI
Luego de años de nebulosa y de intentos
fallidos por mejorar la educación del país,
queda claro que con Manuel Montt se
dieron pasos firmes en educación. A esta
labor se sumaron dos hermanos,
Miguel
Luis y Víctor Gregorio Amunátegui
Aldunate,
quienes eran historiadores y
habían ganado un concurso propuesto
por el gobierno para escribir sobre la
Instrucción Primaria.
En su trabajo, titulado “De la instrucción
primaria en Chile: Lo que es, lo que debería
ser”, defendían que la educación debía
ser obligatoria, gratuita, libre y para
todos. Este pensamiento lo mantuvieron,
llegando a crear un grupo formado por
liberales de la talla de Benjamín Vicuña
Mackenna, Diego Barros Arana y Domingo
Santa María, entre otros.
Todos ellos, junto a los Amunátegui,
apostaron por hacer un cambio y
fundaron la “Sociedad de Instrucción
Primaria”, el 20 de julio de 1856, bajo
el lema “Guerra a la Ignorancia”
9
. La
idea era promover la importancia de la
9
El analfabetismo llegó al 86%. Fuente:
www.sip.cl10
El 17 de abril de 1839 el Ministro de Justicia, Culto
e Instrucción Pública, Mariano Egaña, dictó un Decreto
Supremo que declaraba extinguida a la Universidad de
San Felipe, y en su lugar creó la Universidad de Chile.
11
Vidal Virginia:
Javiera Carrera, Madre de la Patria,
Ril editores. Tomo I. 2ª ed. Santiago (Chile), 2010, p. 102.
De izq. a derecha: Miguel Luis Amunátegui, Domingo Santa María y
Gregorio Víctor Amunátegui en 1848.
Foto: Colecciones Biblioteca Nacional de Chile, fondo Sala Medina.
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PROTAGONISTAS
REVISTA REVEDUC
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Nº 381 /2017