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MINISTERIO DE EDUCACIÓN

¿Qué significa

este Premio para

usted?

En lo inmediato, una sucesión de

emociones y requerimientos a las que

ya había perdido costumbre, pasar

del anonimato y de la soledad de los

archivos y bibliotecas a la plaza pública

de nuevo. Es muy emocionante por

una parte y muy apremiante por otra.

Así como Tomás Moulian habla de “el

consumo me consume”, frase con que

tituló uno de sus libros, yo diría que “el

premio me apremia”.

Me apremia porque me permite

restablecer relaciones con gente con

quienes he compartido por muchos años,

que buscan felicitarme y establecer de

nuevo lazos, eso es muy gratificante

y también demandante. Mucha

entrevista, mucha invitación a eventos.

Además, si el Premio es otorgado por

el Estado chileno y el Ministerio de

Educación en particular, creo que tengo

que responder con mayor servicio

público, que ya presté a la educación.

¿Cuándo empieza

la historia

educativa en

Chile?

Los historiadores de la época

republicana, como Diego Barros

Arana, le dedicaron a la educación

capítulos enteros de sus obras. Algunos

historiadores del siglo XIX son más bien

recopiladores de fuentes, muestran

el pasado a través de colecciones

documentales. Entonces es bien difícil

decir cuándo comienza esto. Cristián

Gazmuri, de la Universidad Católica,

identifica en su obra a los primeros

historiadores de la educación.

Yo le rindo tributo a una figura que me

conmueve: José María Muñoz Hermosilla,

un maestro normalista, uno de los

primeros que el gobierno chileno envió

a estudiar a Alemania en 1885. Estuvo

varios años allá y volvió formado en

la mejor pedagogía para la educación

primaria de la época. Escribió “Historia

Elemental de la Pedagogía Chilena”,

libro en el que sigue ciertas reglas

del trabajo historiográfico, pero que

tiene mucho de testimonio personal. A

mi juicio, esta obra es muy ilustrativa

respecto de lo que fue la educación

chilena en el siglo XIX.

¿Cómo ha sido el

camino de nuestra

educación, fluido

o azaroso, fácil

o difícil?

Uno podría asombrarse en primer

lugar del crecimiento: cómo a partir

de un puñado de escuelas primarias,

unidocentes, que existían desde

comienzos de la Independencia, se

generó el sistema educativo gigante

que tenemos hoy día. Esa expansión es

notable. Es un proceso que hay que mirar

más de cerca.

Lo segundo que destacaría, y es algo que

se repite constantemente en los debates

de políticas educacionales, es que Chile

ha tenido siempre un sistema mixto en

que se ha combinado la presencia del

Estado con el aporte de la sociedad civil,

de los privados.

Hubo un momento en la década de los

años 20, con Alessandri en adelante, en

que las élites y sectores más amplios

que estaban organizados aceptaron

una fórmula que permanece en la

legislación chilena: “La educación es

una función del Estado y la educación

privada es colaboradora de dicha

función”. Esa fórmula se adoptó. Y en el

primer gobierno de Ibáñez quedó mucho

mejor concretado ese equilibrio, con la

aceptación de parte del mundo privado y

de la Iglesia. Cada uno de estos actores

supo ponerse de acuerdo.

Reconocido investigador y profesor de Estado de Historia, Geografía y

Educación Cívica de la Universidad de Chile, fue elegido el martes 25

de agosto, por unanimidad, Premio Nacional de Ciencias de la Educación

2015. En entrevista exclusiva, se refiere a este reconocimiento y a

las características de la cultura chilena con las que deberá lidiar la

Reforma Educacional para tener éxito.