

Principales
resultados
La prueba de Escritura 2014
contempló cinco criterios:
adecuación al propósito
comunicativo; desarrollo
de ideas y vocabulario;
coherencia, cohesión, y
convenciones ortográficas:
puntuación; los que se evalúan
en niveles del 1 al 4, donde 1
es el menor rendimiento y 4 el
mayor.
La adecuación al
propósito comunicativo
evalúa que el estudiante escriba acerca
del tema y el propósito que se le pide
(informar, narrar u opinar). Por ejemplo,
si a un alumno se le hace redactar un
artículo informativo sobre el picaflor
de Arica, lo que se busca es que escriba
un texto informando del tema, no que
exprese una opinión sobre el picaflor.
El 51% de los alumnos evaluados
escribió adecuándose al propósito
comunicativo, es decir, si se les pidió
narrar, narraron; si se les pidió informar,
informaron, y si se les pidió opinar,
opinaron.
El desarrollo de ideas y vocabulario
considera que quien escriba sea capaz
de plasmar sus ideas y desarrollarlas
adecuadamente para evitar omisión
de información o detalles relevantes.
Además, un uso adecuado del
vocabulario enriquece los textos. Por
ejemplo, para dar una opinión, no sólo se
debe expresar una postura, sino también
explicar las razones de ésta.
En este ítem solo el 12% de los
estudiantes alcanzó el nivel 4, es decir,
desarrolló adecuadamente las ideas
del tema sobre el que escribieron. “Un
nivel 4 significa que el alumno desarrolla
el tema propuesto y lo enriquece con
ejemplos, descripciones y un vocabulario
que ayuda a comprender lo expuesto.
“Lo interesante es que casi el 40% de las
respuestas se encuentran en el nivel 3,
lo que implica un desarrollo adecuado,
con algunas omisiones de información,
que puede ser fácilmente potenciado en
los estudiantes al momento de escribir
los textos para así alcanzar un nivel
4”, señala el Secretario Ejecutivo de la
Agencia.
La coherencia
de un texto alude a la comprensión
global del escrito por parte de
cualquier lector. Si en un escrito hay
digresiones temáticas, ideas que no se
relacionan con otras o falta de lógica
en la organización de éstas, es poco
probable que quien lea pueda entender
el texto y formular una imagen global
de lo que se escribe. Si tiene problemas
de coherencia, obligará al lector a
detenerse constantemente e inferir qué
se quiso decir y cómo se relacionan unas
ideas con otras.
En esta prueba, la mayoría de los
textos escritos por los estudiantes
son coherentes y se comprenden
globalmente, algo fundamental a la
hora de pensar en la escritura como una
habilidad comunicativa.
La cohesión
de un texto implica ser capaz de usar
conectores, marcadores discursivos
(por ejemplo, había una vez, en ese día,
etc.) o recursos de correferencia (evitar
repetir palabras, usando sinónimos o
reemplazándolas por pronombres), que
permitan unir las ideas u oraciones
aportando fluidez e hilación al texto. La
falta de cohesión, o su mal uso, repercute
en la comprensión y lectura de un texto.
Sólo el 13% de las respuestas de
los alumnos presentaron variados y
pertinentes recursos de cohesión,
mientras que el 35% se ubicó en el
nivel 3, esto es, sí emplearon en sus
textos recursos de cohesión que unían
adecuadamente sus ideas, aunque en
algunas ocasiones los repitieron o usaron
erróneamente.
El 32% de los textos estuvo en el nivel 2,
es decir, manejaron escasos conectores
o recursos de cohesión, además de
emplearlos erróneamente. Por lo tanto,
hay que enseñar a los estudiantes la
importancia de la cohesión: por qué, para
qué y cómo usar estos recursos,
mostrándoles buenos ejemplos.
La puntuación
es el último criterio evaluado y consiste
en utilizar adecuadamente mayúsculas,
así como coma, punto seguido y final, y
punto y coma al interior del texto.
En esta área, el 23% de las respuestas de
los estudiantes cumplió con una correcta
puntuación en los textos, es decir, ocuparon
mayúsculas al comienzo del escrito y
punto final, además de algunas comas y
puntos bien puestos al interior del texto.
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REVISTA DE EDUCACIÓN /
en el aula