

Ese día de septiembre de 2013, eran cerca de las 14:00 horas y al llegar a su casa se enteró de que la buscaban del
Ministerio de Educación para decirle que había ganado el Premio Nacional de Educación. Beatrice Ávalos quedó
sorprendida pero sobre todo emocionada, porque, confiesa:
“Sentí el valor dado a mi larga trayectoria como educadora en diversos campos, dentro y fuera de Chile y también me
di cuenta que con el Premio uno asume una gran responsabilidad en términos de lo que significa la educación, sus
efectos y la seriedad con que debe tomarse su estudio”.
En adelante ha sido invitada por grupos diversos, desde maestros de aula a futuros educadores y académicos
universitarios, para hablar sobre el trasfondo de lo que significa ser y convertirse en profesor.
“En cada lugar he podido aprender algo. Recibir el Premio me ha permitido conocer más acerca de la diversidad de los
contextos educacionales y relevar las necesidades de nuestro país en el marco de las políticas que están en discusión
en este ámbito”, señala.
Ella sabe muy bien lo que significa enseñar. Se ha desempeñado como profesora de colegio, académica universitaria e
investigadora incansable en nuestro país y el extranjero.
Con logros de alta repercusión como darle vida al primer estudio descriptivo de la profesión docente desde el Centro de
Investigación Núcleo Milenio, en el CIAE (Centro de Investigación Avanzada en Educación) de la Universidad de Chile,
donde trabaja actualmente y que la Editorial Universitaria publicó con el nombre de: “Héroes o Villanos. La Profesión
Docente en Chile”.
Hoy la encontramos comenzando un estudio con financiamiento Fondecyt, que examinará los procesos informales de
desarrollo profesional de los profesores en sus comunidades escolares y lo que apoya o dificulta su mutua colaboración
para mejorar su trabajo y los logros de sus alumnos. Paralelamente, revisa trabajos suyos que se publicarán en un
Handbook internacional de investigación educativa, editado por la prestigiosa Universidad de Melbourne.
Actualmente su principal preocupación radica en el hecho de que para aspirar a un sistema de educación que garantice
calidad, reduzca desigualdades y permita a cada estudiante alcanzar su máximo potencial con independencia del hogar
en que nació o el liceo donde estudió, es necesaria una nueva profesión docente.
Hay dos datos que, en su opinión, ilustran la gravitación social de estos profesionales: un docente puede educar cerca de
seis mil niños durante su trayectoria laboral, y un alumno está cerca de 12 mil horas con un educador.
Bajo esta premisa, el año pasado formó parte de la iniciativa “Plan Maestro”, que reunió a 20 entidades de la sociedad
civil comprometidas con la educación para elaborar una propuesta que sea la base de una profesión docente renovada.
“Durante meses de trabajo y hasta ahora, los representantes de estas instituciones reunidos en un Consejo Consultivo
pusieron los principales temas sobre la mesa y convocaron a profesores, estudiantes de pedagogía, académicos y
sostenedores a grupos de discusión para hacer propuestas en torno a temas críticos para los docentes”, explica.
Los resultados de estas discusiones fueron el material de reuniones cívicas en diversas ciudades de Chile, incluyendo una
clase magistral frente al Palacio de La Moneda. Se logró la adhesión de más de 30.000 personas en torno a las principales
propuestas del Plan Maestro.
Una larga trayectoria en educación
Su desafío: una profesión docente renovada
REVISTA DE EDUCACIÓN
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PROTAGONISTAS
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