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Revista de Educación •

Cultura

El arqueólogo Marcos García Diez, que ha datado las

pinturas de la cueva, subraya que “no hay una Altamira, hay

muchas”. Dice que, a lo largo de 20.000 años, primero hubo

una Altamira de signos, después una fase de caballos rojos,

una tercera etapa de cérvidos y la última de bisontes. “Se

trataba de la creación de símbolos para identificar al grupo y

marcar su terreno”, sostiene.

Cabe señalar, que varios investigadores plantean

la hipótesis de que los autores eran artistas, personajes

relevantes, muy profesionales, a la altura de Rembrandt,

Velásquez o Picasso. Incluso otras teorías hablan de

que los artistas prehistóricos eran chamanes, que caían

en trance luego de participar en danzas rituales o que

pintaban bajo la ingesta de sustancias alucinógenas.

El caso es que todavía hoy es un misterio la verdadera

motivación y muchos detalles de la forma de cumplir la

delicada labor de hacer arte en tiempos prehistóricos, en

que no existían medios para transmitir información, ideas,

conocimiento y prácticas. En lo que todos coinciden es en

que la pintura rupestre, además de una inspiración artística

inigualable, fue una manifestación simbólica y el medio de

comunicación más antiguo de la humanidad.

Este también fue un período donde se dieron las

primeras formas rudimentarias de música y danza. Los

sonidos de la naturaleza y la modulación de la propia

voz hicieron que a los primitivos les resultaran armónicos

y melodiosos algunos sonidos, los que afectaban las

emociones, el estado anímico. Y la danza, el movimiento

rítmico, era una forma de comunicación corporal que les

servía para sus rituales. Pronto aprendieron a usar objetos

para producir sonidos, como huesos, cañas, conchas

y troncos.

PINTURAS ENCONTRADAS EN TERRITORIO CHILENO

Sin ir más lejos, el Salar de Atacama y las cuencas del

río Loa en el norte de nuestro país, retienen las huellas

casi intactas del arte rupestre. Allí artistas de diferentes

sociedades plasmaron sus mensajes a lo largo de los siglos.

En el período Arcaico Tardío (3000-1500 a.C), usando

la técnica del petroglifo o grabado en roca, los autores

representaron a pequeños camélidos de dos patas y cabeza

triangular. Y en varios paneles es posible observar camélidos

con fetos en el vientre, algunos con la cabeza vuelta hacia

atrás, un típico gesto de estos animales en el momento

del parto. Se sabe que los emisores de estos mensajes

fueron cazadores recolectores en el inicio del proceso de

domesticación de las llamas y las vicuñas. También los

hallazgos dan evidencia de cerámica, metalurgia y textiles

con decorados, todos objetos de enorme prestigio en

los Andes y la principal fuente de identidad, riqueza y

estatus en las sociedades atacameñas. Para Chile este es

un privilegio patrimonial, que cumple con la función de

informar, comunicar y transmitir nuestra cultura andina.

Y más al sur en el territorio nacional, un grupo de

expertos del Centro de Investigación en Ecosistemas de

la Patagonia (CIEP) trabaja actualmente en el arte rupestre

hallado en la Región de Aysén. “Los pintores nómades

(3.000 años aprox.) copiaron algo de lo que tenían alrededor:

guanacos, y pisadas de choique o ñandú cordillerano. Incluso

hay una obra que los científicos han bautizado como “la

guanaca con cría”. Y también trazados lineales geométricos

llamados grecas, que son más recientes y escasos, revela el

doctor en Antropología, César Méndez y explica que esos

pueblos usaron pigmentos minerales para lograr al menos

tres colores: tierras rojas, cenizas para el blanco y carbón

para el negro. Conseguían algo de verde y de amarillo y

para obtener su adhesión a la roca, aprovechaban algún

aglutinante natural como la grasa de animal. Todas las

obras provienen de pueblos nómades que circulaban entre

territorios que hoy son de Chile y Argentina.

EL ARTE EN GRECIA Y ROMA

La base del arte griego está en el legado cretense. En el 1450

a.C, la civilización cretense o minoica, llamada así en honor

al rey Minos, desaparece por causas poco claras, aunque se

sospecha que se debió a una erupción volcánica seguida de

devastadores incendios provocados por los persas. Después

de esa catástrofe los griegos invadieron la isla de Creta, se

adueñaron de esos territorios y fueron reconstruyendo sobre

las ruinas y despojos que quedaron. Aparecen los enormes

edificios, las murallas y los megarones (tumbas circulares),

entre otras obras.

Sin embargo, la famosa Puerta de los Leones, de

la ciudadela de Micenas, es la última construcción

monumental del período helénico, ya que en adelante los

griegos empiezan a imponer su alto sentido humanista y a

considerar el arte como un reflejo más de la vida social del

hombre por lo que debe tener dimensiones humanas y no

divinas. Así nacen los tipos de belleza griega con tamaños

estándar o normalizadas, que el artista siempre respeta.

Buenos ejemplos son las esculturas arcaicas, que consisten

en figuras de jóvenes, con cuerpos y rostros idealizados y

a veces sonrientes, que llevan el pelo recogido detrás de

la nuca o rizado hasta los hombros. A través de los años,

estas estatuas fueron adaptadas a los frontones de los

templos y se empezaron a mezclar con figuras de animales

y de monstruos.

La Atenas de Pericles (siglos V y IV a.C) se convierte

en el gran centro de Grecia, es un punto de riqueza, de

bienestar y de arte. La arquitectura logra su más alto grado

de perfección. Se construyen templos, recintos civiles

como el teatro, el estadio, el hipódromo, el odeón (para