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Revista de Educación Nº 387
CULTURA
En estos tiempos en que
lamentablemente abunda
el ciberbullying, ¿recuerda
alguna historia de su libro
que puede servir para tocar
el tema en la sala de clases?
Por último, ¿en qué medida
contar buenas historias
puede contribuir a potenciar
el liderazgo docente?
¿Qué valor ha tenido para
usted el intercambio de
historias? ¿Tiene algún
pasaje de su vida personal
que lo haya marcado?
Hay varias historias que pueden aplicarse
al tema. Les comparto: “Una persona
habla muy mal de otra, la descalifica, la
desacredita. Visita al sabio del pueblo y
le confiesa que está arrepentido y qué
puede hacer para remediarlo. El sabio le
pide que tome su almohada y esparza sus
plumas y después de hacer eso vuelva a
verlo. Al enfrentar al sabio de nuevo le
pregunta ¿qué debo hacer ahora? Y éste le
responde “¡recógelas!” Desarrollando esta
historia podemos abordar la importancia
de cuidar nuestras relaciones, cómo éstas
repercuten en los otros, a veces se hacen
daños irreparables como el bullying.
Es clave hacerlo. Saber contar buenas
historias en el espacio pedagógico es un
recurso que permite generar una sincronía
con los alumnos. Ellos siguen a su profesor
o profesora, lo empiezan a admirar, se
convierte en el guía, el faro que los ilumina
para que encuentren sus propios caminos.
Ése es el mayor liderazgo y huella que un
docente puede dejar en los alumnos. Sin
historias, todo se apaga, se desvanece.
Sí, por supuesto. Recuerdo quemi profesora,
la señora Herrera, nos dio como tarea
inventar una historia. A mis 15 años escribí
“El billete”, que trata de un billete recién
salido del banco que cobra vida yendo de
mano en mano y cuenta sus peripecias
desde haber servido para comprar
golosinas hasta ser parte del botín de
un robo, al final termina siendo parte de
una donación para una causa social. Fue
ella, la profesora Herrera, quien me inició
en este camino. Con ese primer ejercicio
en clases de Castellano (hoy Lenguaje y
Comunicación) me quedó muy claro que
nadie es dueño de las historias, que es sabio
compartirlas, que eso lleva a crear nuevas, a
mezclarlas, a sumarlas y que, al final, todos
se ven beneficiados.