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Revista de Educación •
Conversando a fondo
diversas. Hay cosas que podemos aprender en conjunto,
pero otras dependerán de las habilidades de cada cual.
Fijémonos en sus talentos y propiciémosle –como
decía Thomas Armstrong en “El poder de la neurodiver-
sidad”– un nicho ecológico. Seamos capaces de mirar los
talentos de los niños, pero dándoles un nicho ecológico.
Si alguien es bueno para el ajedrez, hagamos un club de
ajedrez en el colegio donde pueda aprender y a lo mejor,
tendremos un campeón de ajedrez. Si alguien es bueno
para la poesía, hagamos un club literario.
Si a la vuelta de la pandemia hiciéramos más clubes
y actividades para que la gente aprenda aquello para lo
que es bueno, sería estupendo. Un ejemplo: Afortunada-
mente Gabriela Mistral descubrió a Pablo Neruda, ella era
profesora del Liceo de Temuco y lo mandó a presentarse
a concursos, le prestó libros de los poetas franceses, o
sea hizo un esfuerzo… no solo descubrió que él tenía un
talento, sino que le creó un nicho ecológico que era la
lectura, los libros. Y esto es lo que tenemos que hacer, no
es tan difícil.
Entonces, ¿se trata de descubrir las potencialidades
de los niños?
Exactamente. Que cada niño pueda ser la mejor
versión de sí mismo.
Hay figuras como Violeta Parra o Nicanor Parra,
que a pesar de las dificultades –padre alcohólico, entre
otras– pudieron ser la mejor versión de sí mismos porque
tuvieron la posibilidad de desarrollar sus talentos.
La formación del sí mismo se hace desde lo que los
otros te dicen de ti y en los colegios las libretas de co-
municaciones muchas veces son libretas de acusaciones.
En vez de decir: ¡qué habilidad poética tiene este niño!
o ¡qué cooperador!, te informan que no trajo el delantal,
que conversa en clases, que peleó con el compañero,
es como un reporte de los defectos, las dificultades y las
deficiencias. Porque todos hemos sido educados en esta
idea de que educar es corregir, pero educar es formar. A
mí a veces me ocurre que un nieto está haciendo algo y
me sale la madre crítica de atrás.
Es necesario formar a los docentes en psicología posi-
tiva, en técnicas simples. Significa tanto para un niño, ahora
que los profesores han ido integrando esto de la educación
emocional y la educación en línea, poder decir: “la tía me
dijo que mi dibujo estaba bonito” o “me dijo que tuve una
buena idea”, eso para los niños es impagable.
Por otro lado, también existen programas de de-
sarrollo emocional. La educación emocional es mucho
más que los programas, aunque éstos ayudan. Si en una
escuela se aplica un programa sobre bullying y toda la
“Horizontes
y propuestas
para transformar
el pensamiento
educativo chileno”
(Biblioteca del Congreso
Nacional, 2020)
La psicóloga Neva Milicic comenta
que el año pasado a Teresita Marchant
(también psicóloga, con una experiencia
de 25 años de trabajo en proyectos
de mejoramiento educativo) y a ella le
pidieron un artículo desde el Senado para
que formara parte del libro “Horizontes
y Propuestas para transformar el
pensamiento educativo chileno”.
Son más de 30 autores, con 17 trabajos.
El de ellas se tituló: “Educación
Emocional en el sistema escolar chileno:
un desafío pendiente”.
“Cuando me solicitaron ese artículo pensé:
“El tema de la educación socioemocional
está entrando”. La gente se está dando
cuenta realmente que es necesaria, que
no es un lujo -comenta la psicóloga-.
Porque antes uno iba a los colegios y me
decían: “Señora Neva, muy bueno lo que
usted plantea, pero a mí me miden por
el Simce”; y yo les contestaba: “A los
niños les va mejor en el Simce cuando hay
aprendizaje socioemocional”.
Disponible gratuitamente, libro completo
o por capítulos, en:
www.bcn.cl/publicaciones/ediciones-bcn/detalle_libro?id=10221.1/78612
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escuela participa, ese concepto pasa a formar parte de la
cultura y los niños empiezan a captar que es un terreno
prohibido, que los maltratadores están en la mira. Y los
profesores se dan cuenta que además de ayudar a las
víctimas, hay que ayudar a los acosadores porque son los
que tienen más riesgo social y los que nos van a poner en
más riesgo a nosotros.
El reconocimiento explícito de los logros, los talentos
y el esfuerzo de los niños son un arma muy poderosa.
¿Un buen aliado desde la escuela podría ser la educa-
ción artística?
En todas sus dimensiones, desde el ballet, la pintura,
la escultura. Y la educación física también, pues hay que
recordar que el niño es movimiento. Si sabemos que el
bullying se produce en los recreos, si queremos controlar-
lo, se puede proponer que un curso se haga cargo un día
del recreo, que enseñe un baile, por ejemplo, la zumba.
Así los niños van a tener un panorama en el recreo.
Como me decía un niño, “si nosotros nos ponemos a
pelear y somos agresivos y molestamos es porque estamos
aburridos. Porque tenemos una cancha de fútbol y somos
800 y ahora las mujeres también juegan fútbol, entonces
no hallamos qué hacer y nos dedicamos a molestar”.
Las mujeres no muestran tanto ese problema porque
se ven el tarot, hacen crochet, conversan.
Hay que buscar mecanismos para cambiar el contex-
to, para establecer contextos emocionalmente seguros,
donde los niños se puedan desplegar y encontrar el ape-
go que necesitan y personas que los acojan. Los niños
tienen que saber a quién dar sus SOS.
¿A qué edad los niños son capaces de ponerse en el
lugar de otros?
Los 6 y 8 años son una edad bien crítica, en la que
se empieza a producir un fenómeno psicológico esencial
que es la toma de perspectiva: ser capaz de ver el mundo
desde la perspectiva de otro.
Aquí entra todo el tema de la autorregulación. A un
niño se le puede ocurrir un sobrenombre, pero si sabe que
eso va a herir a su compañero, será capaz de frenarse.
Esto se consolida a los 8 o 9 años, a esa edad hay una
consolidación de la toma de perspectiva. Y hay una con-
solidación de ciertas etapas del juicio moral también, que
es bastante importante en términos de lo que es correcto
y lo que no lo es. Y eso se aprende, por lo tanto, se puede
enseñar. Es considerar los valores que están detrás de un
comportamiento. La presencia del otro, de los principios y
de los valores es lo que justifica el juicio moral.
“El lenguaje socioemocional es sin duda el primer paso
para el logro de la autorregulación”, dice en el libro.
Pero, ¿a qué se refiere con “lenguaje” socioemocional?
El lenguaje emocional es muy importante. Hay gente
que tiene más lenguaje emocional, otros que tienen me-
nos. Si lees una columna de Cristián Warnken, por ejem-
plo, vas a ver que tiene un lenguaje emocional importan-
te, la poesía también. Uno debería hablar seguido con los
“La educación emocional es mucho más que
los programas, aunque éstos ayudan. Si se
aplica un programa sobre bullying y toda la
escuela participa, ese concepto pasa a formar
parte de la cultura [...] Y los profesores se dan
cuenta que además de ayudar a las víctimas,
hay que ayudar a los acosadores porque son
los que tienen más riesgo social y los que nos
van a poner en más riesgo a nosotros”.