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Revista de Educación •
Conversando a fondo
Otro aspecto que tiene mucho impacto en el apren-
dizaje cognitivo, sobre todo a nivel de 1° y 2° básico, es
que los niños tengan acceso a muchos libros de lectura.
Hay una investigación que dice que la cantidad de papel
impreso que hay en una casa está altamente correlaciona-
do con el rendimiento de los niños.
MÁS CONCIENCIA DE LA IMPORTANCIA DE LA EDU-
CACIÓN SOCIOEMOCIONAL
Estamos viviendo una situación especial, de pande-
mia, pero ¿qué hace que hoy estemos tan preocupa-
dos del tema socioemocional?
Hay varios componentes del aprendizaje socioemo-
cional, que se han puesto especialmente en juego en
estos últimos meses.
Se dice que muchos de los programas de aprendiza-
je socioemocional derivan del concepto de inteligencia
emocional, que tiene dos componentes claves: la empa-
tía y la autorregulación.
La empatía es la capacidad de ponerse en los zapatos
del otro y mirar con la mirada desde el otro, pero también
tiene un componente social. Si yo pienso que me afecta
lo que pasó en El Líbano (explosión gigantesca en Beirut),
está bien, es correcto, pero sería una empatía más compa-
siva si además hiciera un cheque para ayudar a los niños
libaneses. Me refiero a que la empatía no es solamente un
elemento cognitivo de entender y compartir el sentimiento
del otro, sino que tiene que ser más proactiva.
Y la autorregulación es la capacidad de funcionar con
metas y objetivos, ser capaz de parar, de detenerse, de
pensar en aquello que le pasa al otro.
La gente más autorregulada es capaz de prever las
consecuencias de sus conductas y detenerse. Uno puede
estar muy enrabiada, pero sabe que hay cosas que no se
pueden hacer.
En el libro “Aprendizaje Socioemocional” –escrito por
usted junto a Lidia Alcalay, Christian Berger y Alejan-
dra Torretti (Editorial Planeta)– se señala la necesidad
de integrar el aprendizaje socioemocional como una
dimensión central de la experiencia escolar. ¿Qué
pueden hacer los docentes para que eso sea posible?
Lo primero que tienen que hacer es formarse. No
existe en la formación inicial de profesores prácticamente
nada de educación emocional. Hay mucho Piaget 1, Pia-
get 2, mucho esquema cognitivo, mucho currículum, pero
nada de vínculo profesor-alumno, nada de trabajo disci-
plinario, nada de resiliencia, nada de autoestima. Algunos
programas de postgrado lo han empezado a incluir, a
mí me han invitado de las universidades Diego Portales,
de Concepción, y en los diplomados que dictamos en la
Universidad Católica lo incluimos, pero como materia en
la formación inicial de los docentes no existe.
¿Hay un cambio cultural al respecto?
Sí, hay que reflexionar, es importante que los profe-
sores puedan conversar sobre esto, es necesario que las
comunidades educativas sean instituciones que aprendan.
No sé cuántos webinar he hecho, incontables, sobre
este tema, porque me parece imperioso sembrar la idea.
¿Cómo lograrlo? Hay algunas estrategias:
La primera es repensar el vínculo profesor-alumno
desde la psicología positiva, procurando el bienestar y
centrándose en las fortalezas de los niños y no en sus
déficits. Si logramos cambiar la mirada, personalizar la en-
señanza, iremos en la línea correcta. Las personas somos
“Hay varios componentes del aprendizaje
socioemocional, que se han puesto
especialmente en juego en estos últimos
meses. Se dice que muchos de los
programas de aprendizaje socioemocional
derivan del concepto de inteligencia
emocional, que tiene dos componentes
claves: la empatía y la autorregulación”.
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Conversando a fondo
Neva Milicic Müller es Magíster
en Educación de la Pontificia
Universidad Católica de Chile
y Doctora en Psicología de la
Universidad de Gales (Reino
Unido), es columnista de la revista
Ya de El Mercurio. Autora de
numerosos libros sobre desarrollo
emocional y cuentos infantiles en
esa línea, en 2015 fue nombrada
Profesora Emérita de la Pontificia
Universidad Católica de Chile.
Foto: Gentileza de Neva Milicic.