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Revista de Educación •

Ciencia y tecnología

3. Y el tamaño de los grupos sociales.

En el caso nues-

tro, es mucho más grande que el de ellos. Es distinto

ser un animal social que vive en una comunidad con

40 o 50 individuos a vivir en una comunidad de 2 mil

individuos o más, y por supuesto en ciudades de va-

rios millones de personas, a una sociedad global de

varios billones.

La resiliencia, la capacidad de sobreponerse a los pro-

blemas, ¿es algo exclusivamente humano?

Es una propiedad humana, pero también de otros

animales, y también de las plantas y de los ecosistemas

naturales en general. Uno puede mirar ecosistemas y

decir: “éste es más resiliente que el otro”, dependiendo

obviamente de cómo definamos resiliencia. Yo la entiendo

como la capacidad que tiene un sistema para frente a una

perturbación -sea un incendio, un trauma, un golpe o una

enfermedad- poder volver a su forma y recuperar su fuerza

y su funcionamiento.

¿Algún ejemplo de resiliencia de los bonobos?

Hubo un evento que fue bien terrible al principio. Resul-

ta que en el bosque hay trampas de cables muy gruesos que

están diseñadas para atrapar jabalíes. Dos bonobos hembras

con crías pequeñas cayeron en estas trampas y quedaron

atrapadas. “¡Qué terrible! Van a morir cuatro bonobos en un

día”, pensé. Pero el pistero, el ayudante de campo que nos

acompañaba, tomó su machete y cortó el cable para liberar-

las. Igual perdieron parte de la funcionalidad de sus manos,

pues el cable quedó haciendo presión en sus muñecas y el

tejido se necrosó. Es un trauma, un gran dolor.

Finalmente sobrevivieron gracias a una combinación

de cosas, una de ellas fue que son animales fuertes y re-

silientes, que lograron seguir alimentándose. Pero lo otro

que pasó es que miembros del grupo cambiaron la veloci-

dad con que viajaban y se adaptaron a ellas. Las acompa-

ñaron, se desplazaron más lento, las acicalaron más. Esta

historia muestra cómo la resiliencia tiene componentes

sociales también.

LOS BONOBOS Y LOS JUEGOS DE LA CONFIANZA

¿Cuál es el hallazgo más sorprendente que hizo de los

bonobos?

Lo que más me llamó la atención fue la sofisticación so-

cioemocional. Son animales muy sociales, que están muy

pendientes de sus pares.

Y esto se expresa de varias maneras, una de ellas es

el juego. Es una conducta compleja, que requiere cierta

sofisticación socioemocional. En el juego están presentes

elementos conductuales que usualmente pertenecen a la

ANIMALES CON UNA VASTA RIQUEZA

SOCIOEMOCIONAL

En cuanto a los aspectos socioemocionales, ¿hay dife-

rencias significativas entre los bonobos y los humanos?

Son animales con una riqueza y una sofisticación so-

cioemocional muy alta. Son capaces de exhibir empatía,

de cambiar su conducta si ven que el otro está estresado o

con dolor. Ellos tienen esa capacidad de entender los esta-

dos emocionales de los otros.

Si ven a otro de sus pares estresado o enojado o

sufriendo, ¿reaccionan a eso?

Sí, pueden hacerlo. Y al igual que nosotros esa reac-

ción dependerá del contexto: qué es lo que está pasando

y el vínculo con ese individuo. Eso es muy relevante, por-

que darse cuenta y querer hacer algo al respecto son cosas

distintas. Algo que vemos bastante son las conductas de

“reassurance”, de apaciguar, de dar seguridad. Un bonobo

se pelea con otro, le pegan, grita –el equivalente de estar

llorando– y va su amigo, lo abraza, lo calma.

Es decir, ¿en los aspectos socioemocionales más que

diferencias, hay semejanzas?

Hay muchas semejanzas. Y también hay diferencias,

que van por el lado mayor complejidad en el caso huma-

no. ¿A qué me refiero con eso? La complejidad tiene va-

rios componentes:

1. El elemento temporal.

Los bonobos pareciera que

vivieran más en el presente, aunque no estamos to-

talmente seguros, y la línea divisoria no es absoluta

ni blanco-y-negro. Antiguamente muchos filósofos

decían que una de las diferencias principales entre los

animales no humanos y nosotros es que solo nosotros

viajamos con nuestra imaginación en el tiempo, nos

proyectamos hacia el futuro y hacia el pasado. Hemos

empezado a ver que no es tan así. De hecho, sabemos

que hay pájaros de la familia de los cuervos que sí

tienen capacidad para proyectarse hacia el futuro, por

lo menos unos pocos días hacia adelante, y planifican

sus acciones concretas de acuerdo a eso. Pero yo diría

que la capacidad que tenemos nosotros para estar en

el futuro nos diferencia de los bonobos, porque plani-

ficamos interacciones anticipadamente, en forma cons-

tante y con mucha sofisticación, por eso construimos

ciudades, tenemos proyectos a cinco o 10 años y nos

preguntamos cuál va a ser nuestro legado. Creo que

ahí hay una diferencia significativa.

2. El lenguaje simbólico.

Nosotros por medio de éste

manejamos conceptos abstractos, desde el 0 hasta

las mitologías.

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agresión y la caza (por ejemplo perseguir, botar, morder,

gruñir), entonces ¿cómo sé yo que el otro está jugando?

Cuando uno mira estos animales es posible observar cómo

se están comunicando entre ellos para darse a entender,

cómo se establecen feedbacks de interacción, si eso no

ocurriera esas conductas no serían posibles. Esa sofistica-

ción en la comunicación me llamó mucho la atención.

¿Algún juego en particular que pueda describir?

Hay un grupo de juegos que llamé: “los juegos de la

confianza”, que me parecieron muy interesantes porque

reunían una serie de atributos: requerían de confianza para

que ocurrieran, pero a la vez tenían elementos de riesgo

y de vulnerabilidad. Por ejemplo, hay un bonobo sentado

en una rama alta, llega otro más chico voluntariamente –no

hay coerción, el menor se somete al riesgo porque quiere

y lo encuentra entretenido, hay mucha risa y diversión apa-

rente– y el adulto lo agarra del brazo y lo balancea desde

lo alto. Lo podría soltar, hay un potencial de daño, pero

eso no sucede. Requiere confianza, y también la genera.

Es como los papás cuando toman a los hijos de los

brazos y los hacen girar.

Sí, claro, y los niños disfrutan. Y pasa lo siguiente: el

papá entiende cuánta fuerza tiene que ocupar para seguir

en la interacción, porque no ocupa toda la que tiene. Lo

mismo ocurre si juega “a los combos”, podría noquear

a su hijo, pero no lo hace. Esos tipos de juegos se ven

mucho en los bonobos, donde los más fuertes regulan su

fuerza para seguir interactuando con los más chicos.

¿Los bonobos les temen a los humanos? Hay una foto

suya donde aparece abrazada a uno de estos animales.

Normalmente sí y es bueno que este temor exista,

porque los humanos los cazan y destruyen sus hábitats.

Esa foto es de un momento muy especial, que tuvo lugar

Existen dos primates que son “primos” del ser

humano en su árbol genealógico: los chimpancés y

los bonobos.

La línea común bonobo/chimpancé se separó de

la línea evolutiva humana hace aproximadamente

unos seis millones de años. Como hoy no ha

sobrevivido ninguna especie anterior al Homo

sapiens en la línea evolutiva humana, ambas

especies de chimpancé son el pariente vivo más

próximo de los humanos que existe al presente.

Pruebas recientes de ADN sugieren que las

especies del bonobo y el chimpancé común se

separaron la una de la otra hace menos de un

millón de años.

• Hábitat de los bonobos:

las densas selvas

húmedas de la República Democrática del

Congo (África Central).

• Similitudes y diferencias genéticas:

bonobos

y chimpancés difieren con el hombre

aproximadamente en el 1,3% de su genoma,

mientras que bonobos y chimpancés están más

estrechamente relacionados, en un 99,6%.

• Características:

pueden llegar a medir 1 m. de

altura. Sus piernas son más largas que las del

chimpancé común. Asimismo, tienen una gran

diferenciación facial, al igual que los humanos.

• Comportamiento social:

altamente sociables

entre ellos, organizan su vida en grupos o

clanes. Las hembras ocupan un rol prioritario

en sus sociedades; en la pubertad emigran de

su tribu natal y al llegar a una nueva comunidad

escogen a una o dos hembras residentes

mayores para dispensarles atención especial,

empleando el acicalamiento. De este modo,

crean entre ellas vínculos fuertes, que les

permite adquirir posiciones de dominancia y

competencia frente a los miembros del sexo

masculino. Al encontrar comida, las primeras

que comen son las hembras y sus crías.

Fuentes: Revista Nature/ National Geographic/ Wikipedia/ mu-

jeres con

ciencia.com

(blog de la Cátedra de Cultura Científica

de la Universidad del País Vasco).

Conozcamos mejor a los bonobos