Previous Page  34-35 / 56 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 34-35 / 56 Next Page
Page Background

34

Revista de Educación •

Ciencia y tecnología

Isabel Behncke Izquierdo,

primatóloga chilena que estudia

el comportamiento social,

especialmente el juego, de los

bonobos, junto con el chimpancé.

Magíster (MPhil) en Evolución

Humana de la Universidad de

Cambridge y Doctorada (PhD) en

Antropología Cognitiva y Evolutiva

de la Universidad de Oxford, es

miembro del Grupo de Investigación

en Neurociencia Social y Evolutiva

de la Universidad de Oxford y

del Centro de Investigación en

Complejidad Social (CICS) de la

Universidad del Desarrollo.

Foto: Gentileza de Isabel Behncke.

35

Revista de Educación •

Ciencia y tecnología

¿Qué podemos

aprender de nuestros

“primos” los bonobos?

La chilena Isabel Behncke tuvo la valentía y el privilegio de desplazarse a la localidad de

Wamba, en la República Democrática del Congo (África), donde trabajó por tres años. Allí

recorrió más de 3 mil kilómetros en la selva y se dedicó a estudiar la conducta social de

estos primates y sus similitudes con los humanos. Hoy es investigadora colaboradora del

Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del Desarrollo.

Isabel Behncke, primatóloga chilena

L

os descubrimientos de la chilena Isabel Behncke

han dado la vuelta al mundo y han convertido a la

primatóloga -PhD en Antropología Cognitiva y Evo-

lutiva de la Universidad de Oxford- en una referente mun-

dial del estudio del comportamiento primate y humano.

Hay quienes se preguntarán qué sentido tiene estudiar

la biología evolutiva. Y la verdad es que la respuesta es

contundente. Tal como ella explica en una extensa entre-

vista a Revista de Educación, “en primer lugar, el conoci-

miento sirve en sí mismo y hay un elemento de curiosidad

involucrado, es fascinante entender los mecanismos detrás

de cómo surge la vida, cómo funcionan las especies y

cómo cambian en el tiempo”. Y, además, “hay muchísimas

aplicaciones prácticas porque al acercarnos a los proce-

sos que hay detrás del cambio en la vida, el ser humano

se hace preguntas, por ejemplo, en educación: ¿cuánto

podemos aprender?, ¿cuánto tenemos de fijo y cuánto de

plástico? Éste es un ejemplo de pregunta que se informa

mucho con la biología evolutiva porque permite mirar ha-

cia atrás y eso da una dimensión de lo que puede ocurrir

más adelante”.

Otras interrogantes, señala la experta, tienen que ver

con la crisis ecológica actual y la biología evolutiva sirve

para eso, porque da respuestas. Por ejemplo, en cuanto a

la pérdida de biodiversidad. “La extinción es natural, sí, en

el tiempo las especies se extinguen, pero podemos cono-

cer cuál es la tasa que más o menos uno puede esperar en

cuanto a la extinción de las especies y cuál se necesita para

seguir teniendo ecosistemas que funcionen”.

EL APRENDIZAJE HUMANO Y EL DE LOS BONOBOS

Isabel Behncke destaca que tanto nosotros como ellos so-

mos mamíferos y primates sociales, lo que quiere decir que

“gran parte de nuestro aprendizaje es de una u otra mane-

ra social: tiene significancia social, ayuda a desarrollarse en

el mundo social, aprendes ‘con’ otros, mediado por otros,

en interacción social”

Un dato curioso: ambas especies tienen infancias ex-

tendidas, si bien en los bonobos no es tan larga como en

los humanos. “En general, en los mamíferos el período de

infancia tiene correlación con el período de aprendizaje y

eso a su vez tiene relación con la complejidad del mundo

que esa especie tiene que ‘aprehender’. Obviamente, eso

tiene un costo, el tener infantes por más tiempo signifi-

ca que hay que alimentarlos, no se valen por sí mismos.

Si uno es un animal salvaje, tener infantes ‘inútiles’ por

mucho tiempo es peligroso porque se los van a comer o

quién les va a dar comida, etc. Pues bien, en el caso de los

bonobos ellos son infantes por un largo tiempo, por lo que

juegan bastante, y eso los construye como son”, asegura.