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interpretación y reflexión como elementos constitutivos
de los procesos de aprendizajes de nuestros estudiantes.
Esto dice relación con la argumentación, que para noso-
tros es esencial, porque recibimos a estos jóvenes recién
en 1° medio y la verdad es que vienen con bastantes
debilidades a nivel formativo”.
Aquí las habilidades vinculadas a las competencias
lectoras se trabajan en todas las asignaturas y eso ha
tenido muy buenos resultados. Incluso los alumnos con
necesidades educativas han mejorado en estas habilida-
des, tanto en matemática como en lenguaje.
Los principales sellos que sostienen el proyecto
educativo están dados por la búsqueda de la excelencia
académica, una educación inclusiva y polivalente.
Prácticas pedagógicas
Desarrollar un lenguaje común con toda la comunidad
educativa.
El director Patricio González y la profesora
Ana Belén Poblete explican que se comenzó a compar-
tir experiencias y a mejorar las prácticas entre todos,
proponiendo, pero también escuchando a los demás. Las
observaciones en el aula por parte del equipo directivo,
los horarios destinados a la preparación de material, la
coordinación con el equipo del programa de integración
y un espacio exclusivo para atender a los estudiantes de
forma individual, fueron esenciales. Y ese lenguaje común
dio paso a clases e instrumentos con estructuras similares
que permitieron unificar el proyecto educativo.
Alinearse con la red de aprendizaje del Programa
Bicentenario,
con foco en la sistematización de la infor-
mación de aquellas habilidades necesarias para avanzar
en los aprendizajes. Este colegio pone énfasis en trabajar
el vocabulario contextual de los alumnos especialmen-
te en 1° medio, pues este aspecto generalmente está
descendido y si no se mejora, dificultará el trabajo de las
habilidades ya mencionadas.
Metodología efectiva en la sala de clases:
Usar instrumentos de evaluación enfocados en habilidades
y siguiendo el modelo de la clase, es decir, las evaluacio-
nes se diseñan siguiendo un orden progresivo en relación
a las habilidades que se quieren enseñar (identificar o lo-
calizar, interpretar y reflexionar). Además, aplican evalua-
ciones antes de las pruebas por unidad que contempla el
Programa Bicentenario, para detectar las fortalezas y debi-
lidades de los alumnos y así reforzar lo que sea necesario.
Finalmente, como la reflexión es el eje más complejo, han
modificado las pruebas Bicentenario, que son de selección
múltiple, incorporando un espacio para que los jóvenes
justifiquen por qué llegaron a la alternativa a, b o c. De
este modo, se pretende que tomen conciencia de los pro-
cesos que llevan a las soluciones. Este modelo se aplica en
matemática y lenguaje.
3. Liceo Bicentenario María Mazzarello: “La calidad de la
educación y la formación en valores van de la mano”
Dependencia:
particular subvencionado gratuito.
Ubicación:
Puerto Natales, Región de Magallanes
y de la Antártica Chilena.
Matrícula:
465 alumnas (de Prekínder a 4° Medio).
IVE (Índice de Vulnerabilidad Económica):
75%.
N° de alumnas por sala:
33.
En clase de matemática con un 8° básico, en que se en-
señará la multiplicación de números enteros, la profesora
Blanca Alvarado Gallardo presenta la siguiente historia:
“En la isla Magdalena, existen ciudadanos "buenos"
a los que se les asigna el signo +, y ciudadanos "malos"
a los que se da el signo -.
En la isla también existe el acuerdo que dice que:
"salir" de la isla equivale al signo -, y "entrar" a la isla
equivale al signo positivo. De esta manera:
Si un ciudadano bueno entra a la isla Magdalena, el
resultado para la isla es positivo.
Si un ciudadano malo sale de la isla Magdalena, el
resultado para la isla es positivo.
Si un ciudadano bueno sale de la isla Magdalena, el
resultado para la isla es negativo.
Si un ciudadano malo entra a la isla Magdalena, el
resultado para la isla es negativo”.
Patricio González Tereucán, director del Liceo Bicentenario Camilo
Henríquez de Lanco (Región de Los Ríos). Foto: Gentileza de Patricio
González Tereucán.
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Luego, les pregunta: “¿Se puede relacionar la combina-
ción de los signos con la adición de números enteros? ¿Sí o
no? ¿Por qué?” Y les plantea un reto: “Investigar donde está
ubicada la isla Magdalena y cuáles son sus características”.
Blanca Alvarado, quien también es profesora jefe de
7° básico, siempre trata de contextualizar los problemas
de su asignatura a la realidad de sus alumnas, que viven
en la Región de Magallanes.
La estructura de la clase es fundamental: el inicio, el
desarrollo y el final. El inicio debe ser atractivo. Por eso,
esta docente comienza con juegos, de 2 o 3 minutos,
para despertar la curiosidad de sus alumnas y activarlas.
Pueden ser acciones tan simples como buscar en 30
segundos la mayor cantidad de palabras que empiecen
con la sílaba “ma”, si alguna se equivoca entre todas
descubrirán el error. El objetivo es que aprendan a escu-
char y seguir instrucciones, aunque la actividad no tenga
ninguna relación con el contenido que verán. Y si se trata
del cierre de la clase, aplica los “tickets de salida”, que
consisten en 2 o 3 preguntas relacionadas con el objetivo
de la clase, que le aportan información sobre si se cum-
plió o no el objetivo previsto y así saber qué contenidos
conviene repasar en la clase siguiente.
“La preocupación siempre ha sido, más allá de po-
tenciar lo cognitivo, contribuir a la formación de cada una
de las alumnas. Queremos que ellas sepan que lo que se
les está entregando tiene que ver con lo que algún día
van a entregar a la sociedad. Toda nuestra experiencia de
aprendizaje, nuestras planificaciones, tienen que llevar el
sello del currículum evangelizador, a veces se piensa que
es solo rezar y no es así, estamos hablando de valores
como la responsabilidad, la tolerancia, la colaboración,
el amor por lo que se hace”, explica la directora de este
establecimiento, Ana María Güenchumán Bórquez, quien
agrega: “El gran propósito de Don Bosco era educar con
el corazón a quienes más lo necesitaban. Nosotros deci-
mos: ‘Educar con el corazón, pero además con calidad’”.
Prácticas pedagógicas:
Realizar Consejos Técnicos por ciclo,
es decir, hay un
espacio para las educadoras de párvulos; otro para las
profesoras de 1° a 4° básico; otro para las de 5° a 8°; y
también uno para quienes imparten clases en enseñanza
media. En esos consejos, explica Ana María Güenchu-
mán, además de lo académico –donde los docentes
analizan estrategias de aprendizaje, qué les funcionó y
qué no– se aborda la parte formativa: qué es lo que está
pasando con las alumnas, qué problemas han tenido,
cómo está la disciplina del curso, entre otros.
Efectuar en forma sistemática análisis de datos,
tanto
de los resultados académicos como de los indicadores de
eficiencia interna. “Es una práctica que tenemos incorpo-
rada, vemos qué relación tiene la asistencia de un curso
con respecto a su rendimiento, cómo ha sido la asistencia
de los apoderados a las reuniones y si esto guarda rela-
ción con mejores rendimientos o no, entre otras varia-
bles”, afirma la directora.
Metodología efectiva en la sala de clases:
El trabajo colaborativo con las alumnas se fomenta
mucho en este colegio. Por ejemplo, en la resolución
de problemas de matemática se les anima a trabajar
en grupo para que todas piensen, opinen y den
argumentos. Y, en esa misma línea, agrega la directora,
en varias asignaturas se fomenta que participen en
proyectos de aprendizaje sobre temas que despierten
la curiosidad de las alumnas como, por ejemplo, la
migración en Puerto Natales. Esa investigación fue
llevada a cabo por un 4° medio.
Ana María Güenchumán Bórquez, directora del Liceo Bicentenario
María Mazzarello, de Puerto Natales (Región de Magallanes y de la
Antártica Chilena). Foto: Gentileza de Ana María Güenchumán Bórquez.
Después, les pregunta a los estudiantes: “¿Cómo
podemos expresar los acuerdos anteriores usando los signos
+ y -?” Si los alumnos no aciertan a dar una respuesta, les da
la primera pista ejemplificando el primer caso: