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CULTURA

Revista de Educación Nº 384

Los cuentistas más famosos

Otro francés, Charles Perrault, hace

convivir el mundo real con un universo

maravilloso y en sus narraciones habitan

dragones, hadas madrinas, gnomos,

unicornios, que se desplazan corriendo

y volando sobre castillos embrujados.

Entre sus cuentos más famosos están

“Caperucita Roja”, “El gato con botas”,

“Pulgarcito”, “La Bella Durmiente”, “La

Cenicienta” y “Barba Azul”.

Le siguen otros grandes: los hermanos

alemanes Jacob y Wilhelm Grimm, que

se dedicaron a rescatar el folclor de su

país a través de historias de la tradición

oral. La primera publicación, en 1812,

es de relatos populares. Célebres son

sus cuentos: “Blanca Nieves y los siete

enanitos”, “Rapunzel”, “El sastrecillo

valiente” y “Hansel y Gretel”, este último

describe la dureza de la vida en la Edad

Media, a causa de la falta permanente

de comida y a la escasez el infanticidio

se convierte en una práctica común y

en esta historia los dos hermanos son

abandonados en el bosque para que

desaparezcan o mueran de hambre, lo

completa una bruja malvada, una trama

oscura, pero, al igual que varios cuentos

tradicionales, tiene un final feliz .

En Dinamarca asoma el afamado Hans

Christian Andersen (1805-1875). Este

autor fue analfabeto hasta los 14 años,

emigróa lacapital, Copenhagueyconsiguió

una beca para terminar sus estudios

básicos. Luego de una breve incursión en

el teatro, se abocó a escribir para los niños.

Sus relatos están llenos de imaginación y

magia, toca siempre aspectos del amplio

espectro de los sentimientos humanos

y entra delicadamente en el campo de

la denuncia social. No faltan los seres

crueles, los fantasmas, los cuerpos que

cambian de tamaño, los viajes al pasado.

Sus títulos más conocidos son: “El patito

feo”, La sirenita”, “El traje nuevo del

emperador”, “El soldadito de plomo”, “La

vendedora de fósforos” y muchos otros.

Más adelante, no se puede dejar de

nombrar a Lewis Carrol (1832-1898) que

rompió cánones en la Inglaterra victoriana

con “Alicia en el país de las maravillas”

y a Carlo Collodi (1826-1890) en Italia,

con “Pinocho”, aquel famoso muñeco de

madera que veía crecer su nariz cada

vez que mentía y cuyas aventuras fueron

seguidas por miles de niños. Ambos

escritores mezclaban la fantasía con la

realidad, haciendo uso de un riquísimo

simbolismo y apelando al absurdo.

“LO LITERAL SUFRE CAMBIOS Y SE VUELVE INTERPRETATIVO,

DE ACUERDO A QUIEN LO TRASMITE. Y, OBVIAMENTE A TRAVÉS

DEL TIEMPO Y LA IMAGINACIÓN DE LAS PERSONAS, LOS

MISMOS CUENTOS ERAN MODIFICADOS HASTA CONVERTIRSE

EN INCREÍBLES HISTORIAS CON TODO TIPO DE DETALLES

MISTERIOSOS Y MÁGICOS”