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Revista de Educación Nº 384
“El cuento es una forma artística de comunicar, pues su práctica
requiere el uso de técnicas y recursos que conforman arte, en este
caso, un arte verbal que ha sido transmitido tanto oralmente como por
escrito a lo largo de la historia”, sostiene el investigador español, Juan
José Prat y resalta el valor innegable de un género literario que viene
acompañando la educación y formación de generaciones de niños y
niñas a través de casi tres siglos. El cuento no ha perdido su vigencia,
por el contrario, hoy sigue marcando su presencia en los espacios del
mundo infantil, enseñando, divirtiendo y, en especial, promoviendo la
magia de la lectura.
ERASE UNA VEZ
EL CUENTO
CULTURA
S
e estima que desde hace
casi tres siglos los libros de
cuentos comenzaron a ser parte
medular de la educación infantil.
Concebidos como “relatos de ficción
breves”, los historiadores dan cuenta
de que los primeros cuentos escritos
especialmente para niños y niñas nacieron
con el fin de transmitir el código moral de
la época y del lugar en que fueron escritos
y que, además, la mayoría de las veces,
también fueron asociados al aprendizaje
de la lectura.
La fama de los cuentos tradicionales
venidos de Europa y difundidos por toda
América fue quedando en el imaginario
de muchas generaciones. Ahí están en
sus múltiples versiones: “La Cenicienta”, “El
gato con botas”, “La Caperucita Roja”, “El
Patito Feo”, “La Bella Durmiente”, “Blanca
Nieves y los siete enanitos”, “Hansel y
Gretel” y tantos otros títulos. Y de Oriente,
la popular colección de “Las Mil y una
Noches” junto a otros cuentos, leyendas y
fábulas antiguas traspasadas a Occidente
y adaptadas para niños.
De aquellos clásicos se ha ido pasando a
los relatos más modernos y sus autores,
entre ellos investigadores y recopiladores,
escriben dejando registro del contexto, los
adelantos y la cultura local de cada época,
sin perder de vista el objetivo principal:
entretener a los pequeños destinatarios
con la imaginación y la concepción de
personajes, animales y mundos fantásticos.
Lo sorprendente del cuento infantil es que,
ni la llegada de la tecnología, ni la obligada
reorganización de las rutinas familiares,
ni las constantes actualizaciones de
los currículos escolares, lo han dejado
atrás. Por el contrario, sigue siendo un
instrumento didáctico, lúdico, útil a la hora
Por María Teresa Escoffier del Solar