

Revista de Educación Nº 382
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CULTURA
hombre de negocios y un geógrafo, que le
cuentan sus pareceres y rutinas, haciéndole
meditar sobre la vanidad, el manejo del
poder, la soledad, la inercia, las adicciones,
la ambición, el sinsentido y lo conminan a
buscar la verdadera belleza, aquella que se
consigue a punta de imaginación, trabajo
y amor.
Y el último planeta de la gira es la enorme
Tierra, donde hay 111 reyes, siete mil
geógrafos, novecientos mil hombres de
negocios, siete y medio millones de
borrachos, trescientos once millones
de vanidosos, es decir, cerca de dos mil
millones de personas mayores…y que para
iluminar sus seis continentes se necesitaría
un ejército de cuatrocientos sesenta y dos
mil quinientos once faroleros.
Cuando recién llega, el chico cree haberse
equivocado de planeta porque no ve a nadie.
Y de la arena asoma una serpiente que le
explica que la Tierra es muy grande, que
ese era el desierto, una zona deshabitada.
El principito confundido se sienta a mirar
el cielo y se pregunta si acaso las estrellas
brillan para que cada uno pueda algún
día encontrar la suya. ¿Dónde están los
hombres?, pregunta al cabo de un rato, uno
se siente un poco solo en el desierto, y la
serpiente le contesta: “También se está solo
entre los hombres”.
Una orgullosa flor y un zorro ritualista, entre
otros personajes, completan la historia, que
tiene un final abierto, donde se invoca a los
lectores a advertirle al principito, si éste
regresa a la Tierra, sobre ciertos cuidados
del cordero y los resguardos con esa flor
que vive en su planeta.
EL LIBRO EN FRANCÉS MÁS
LEÍDO Y MÁS TRADUCIDO
Los pasajes hasta aquí descritos son una
muestra efímera de lo que abarca este
libro, catalogado, con justa razón, como
una novela infantil filosófica. Lo cual la hace
única y especial.
La editorial estadounidense Reynal &
Hitchcock, publicó laobraenabril de1943, en
tanto la editorial francesa Éditions Gallimard,
solo pudo hacerlo tras la liberación de
Francia al final de la SegundaGuerraMundial,
en el año 1946. Sin embargo, rápidamente
se convirtió en record de lectura, de ventas
(más 140 millones de ejemplares vendidos)
y ha sido traducido a más de 250 idiomas
y dialectos en todo el mundo. La primera
traducción al español se le debe a Bonifacio
del Carril, de Emecé Editores, en septiembre
de 1951, en Argentina.
De ahí no ha parado, hay toda clase de
Principitos, cientos de formatos: grandes,
apaisados, verticales. Con ilustraciones
discretas o coloridas y vistosas, se exhiben
en las vitrinas de las librerías y bibliotecas
de todos los países. Se estima que, aparte
de las versiones en papel, alrededor de 80
millones de copias en formato audio y video
se han vendido a nivel global.
En Chile su lectura es apta para niños de
sexto básico (11 0 12 años de edad) según
el currículum escolar. Aunque a menudo los
educadores recomiendan volver a leerlo
en la enseñanza media, ya que se puede
sacar nuevo provecho de su lectura durante
la adolescencia e incluso retomarlo en la
edad adulta.
“Nos encontramos hoy con algunas
definiciones erradas en torno a la
literatura, éstas nos dicen que debe ser
un reflejo de la vida, que debe generar
identificación a partir de lo familiar.
Imbuidos en esa visión instrumental
Antoine de Saint-Exupéry