Previous Page  35 / 52 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 35 / 52 Next Page
Page Background

35

Revista de Educación Nº 382

E

s probable que Antoine de Saint

Exupéry, no haya dimensionado

jamás hasta donde llegaría con

su inspiración literaria plasmada

en el encuentro de un aviador y un niño

venido de otro planeta, los que terminan

entablando una especialísima conexión

en medio del desierto del Sahara.

Aquella novelita para niños, publicada

en el año 1943, plena Segunda Guerra

Mundial, produjo desde el primer

momento un inusitado impacto. Era

una narración con ojos infantiles pero

que pegaba fuerte en el alma de los

adultos, con o sin querer, Saint Exupéry,

que además era un piloto de aviones

francés, puso un dedo en la llaga.

Delató esa falta de creatividad que va

trabando a los seres humanos a medida

que crecen y que los torna maliciosos,

torpes, desconfiados y poco felices. Esa

triste realidad universal es retratada

magistralmente en el diálogo central

de esta obra que le dio fama en el mundo

entero.

UNA INSÓLITA AMISTAD

El piloto aterriza de emergencia en pleno

desierto, a mil millas de cualquier lugar

habitado, debido a una avería en su avión,

mientras intenta salir de aquella situación

de vida o muerte, se le aparece de la nada

un niño rubio de pelo ensortijado, vestido

con capa azul y ribetes dorados, que lo

conmina a dibujarle un cordero.

Sin embargo, él, una vez que supera su

extrañeza por la solicitud del pequeño, y

con tal de salir del paso para proseguir en

su empeño de recomponer la aeronave,

hurga en sus bolsillos, saca papel y lápiz

e intenta darle forma a un cordero, pero

se da cuenta con gran frustración que ya

olvidó dibujar. Recuerda que la última vez

que lo hizo fue hacemuchísimos años atrás,

cuando dibujó una boa que se había tragado

un elefante y al exhibirlo todos aseguraron

que se trataba de un sombrero y, lo peor,

le dijeron que dejara de lado el dibujo y

se concentrara en estudiar matemáticas,

historia o geografía, es decir, “cosas útiles

para su futuro”.

Finalmente, acepta el desafío del niño, hace

unos intentos fallidos y termina dibujando

una caja de madera con un par de orificios,

la que usó como excusa para asegurarle al

pequeño que el cordero estaba adentro y

que lo dejara en paz porque debía arreglar

el avión antes de que cayera la noche. Para

su sorpresa el chico quedó muy conforme

y con toda naturalidad asumió que adentro

de la caja vivía un corderito.

Así parte El Principito, este clásico literario,

cuya primera edición, en inglés y francés,

vio la luz en abril de 1943, por lo que a la

fecha cumple 75 años en circulación.

Volviendo a sus páginas, en la brillante

conversación sostenida entre el aviador

y el niño, van surgiendo las preguntas y

las respuestas extraordinarias. El piloto se

entera de que el niño habita un planeta no

más grande que una casa, el asteroide B

612 y donde se puede uno sentar a ver las

puestas de sol más de cuarenta veces en

un día con solo arrastrar la silla. También

tiene tres pequeños volcanes, unos árboles

dañinos llamados baobabs y una veleidosa

flor con espinas.

LA VISITA A OTROS PLANETAS

“Vi de pronto una luz en el misterio de

su aparición y le pregunté bruscamente:

¿Acaso vienes de otro planeta? Pero no

contestó. Inclinó suavemente la cabeza,

examinando mi avión. Realmente, arriba

de eso, no puedes haber venido de muy

lejos…Y se sumió en una especie de

ensueño que duró largo rato. Sacó luego

mi cordero de un bolsillo y se embebió en

la contemplación de su tesoro”, relata el

aviador y más adelante va dando cuenta

de las condiciones “planetarias” de ese

niño solitario que le ha roto su lógica

anquilosada de humano adulto.

Luego el principito visita varios planetas,

habitados por curiosos personajes que

representan la diversidad de personas

que conforman nuestra sociedad: un rey,

un vanidoso, un borracho, un farolero, un

CULTURA

Fotos de portadas: Gentileza Zig-Zag