

Acompañando a su padre
Su historia comenzó cuando el 12 de julio
de 1997, en Mingora (Pakistán) vino al
mundo la primogénita de una familia de la
etnia pastun que la bautizó con el nombre
de Malala, en honor a otra luchadora y
mártir del siglo XIX. Hija del profesor
Ziauddin Yousafzai y de Tor Pekai, una
ama de casa iletrada que, recién en el
exilio y luego del intento de asesinato
de su hija, comenzó su proceso de
alfabetización, aunque con mucho dolor,
ya que nunca ha podido dejar de añorar
su lugar de procedencia: “Se lo dije a la
luna: eres lo único que no cambia. Aquí
todo es distinto”, le respondió un día entre
sollozos a su hija mientras miraba por la
ventana y ésta le preguntó si era feliz.
Es la propia Malala quien supervisa las
tareas de su madre y le ayuda con el
aprendizaje del idioma inglés que, según
confiesa Tor, se le hace muy difícil, ya que
ella fue a la escuela solo un año cuando
era niña.
La niña Malala creció entre cuadernos
y libros. Y su padre, rompiendo las
tradiciones, y sin importarle que fuese
mujer, la motivó para que estudiara y le
otorgó losmismos derechos que a sus hijos
varones Khushal y Atal. Como maestro,
Ziauddin fundó una pequeña escuela que
atendía a niños de la comunidad. Luego
presidió una asociación de escuelas y más
tarde creó un consejo para mantener la
paz en la región. Malala siempre anduvo
a su lado, acompañándolo a las reuniones
y eventos públicos, eso hizo que ambos
fueran hasta el día de hoy inseparables.
Después del ataque Malala, su padre,
su madre y hermanos, se trasladaron a
Birmingham, Reino Unido. Allí recuperó su
salud, le pusieron implantes de titanio para
su oído izquierdo y repararon su nervio
facial lo que le devolvió la movilidad para
hablar en un 98%. También pudo retomar
la escuela secundaria y empezar, como
el resto de su familia, a llevar una vida
más normal asimilando las costumbres
occidentales, sin renunciar a la fe
musulmana, aunque demaneramoderada.
Empezó a asistir a la Edgbaston High
School, una escuela de niñas, donde
estudia todas las materias que le gustan,
incluidas física, química y biología, aunque
ya no le interesa convertirse en médico
como cuando era más pequeña. Ella ha
dicho que se concentrará en ciencias
sociales y ahondará en materias como
política, derechos sociales y leyes: “Quiero
aprender de qué manera puedo cambiar
el mundo”, sentenció desde su primer día
de clases.
Importancia de su liderazgo
La educación no solo es un derecho,
también es una de las razones de vida de
cualquier ser humano, sea hombre omujer.
Malala y su padre lo entienden tan bien
que han creado una fundación dedicada a
trabajar por la escolarización de más de
60 millones de niñas. Dicen haber puesto
foco en la educación secundaria, debido a
que las adolescentes sonmás susceptibles
de caer en el ausentismo o en el abandono
escolar.
Están convencidos que el acceso a 12 años
de educación gratuita, segura y de calidad
beneficia no solo a las niñas, sino a toda
Es la propia Malala
quien supervisa las
tareas de alfabetización
de su madre Tor Pekai,
una ama de casa
iletrada y le ayuda con el
aprendizaje del idioma
inglés que, según
confiesa Tor, se le hace
muy difícil, ya que ella
fue a la escuela solo un
año cuando era niña.
Foto: Gentileza Naciones Unidas/
fotógrafo Eskinder Debebe
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CULTURA
REVISTA REVEDUC
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Nº 380 /2017