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esperanzas de que eso mejorara. Aun así,
él nunca consumió drogas o alcohol, y
puso toda su energía en el atletismo.
A los jóvenes les hacía falta contar con una
cafetería en donde pudieran preparar y
consumir colaciones saludables, escuchar
música y hacer sus reuniones. Para ello,
la profesora junto a sus alumnos acon-
dicionaron un viejo edificio abandonado.
También puso en marcha un programa
de liderazgo para mujeres e impulsó la
creación de una cocina comunitaria en
la escuela, lo cual fue muy bien recibido
porque el pueblo tiene problemas con el
agua potable y una pésima conexión con
las ciudades más cercanas por lo que la
comida es muy cara. Además, organizó
clases de mecánica para bicicletas.
Así, a través del aprendizaje basado en
proyectos, Maggie consiguió que muchos
de los jóvenes de la comunidad volvieran
a clases e incluso terminaran la escuela.
“Mary, una demis alumnas, prácticamente
desertó de la escuela porque había re-
probado muchas veces, no tenía ganas de
seguir, pero gracias a los talleres que hi-
cimos con la comunidad volvió a estudiar
y se graduó junto a su primo. Su abuelo,
orgulloso, le regaló un arma a cada uno,
algo común en esta parte de Canadá ya
que ellos todavía les enseñan a cazar a
sus adolescentes”, cuenta.
La paciencia y constancia de esta
profesora logró producir los cambios
que hoy experimentan los habitantes de
Salluit. Escuchar y comprender lo que
sucedía ayudó a una comunidad entera,
frenando el suicido y despertando en sus
jóvenes las ganas de vivir.
RE
De izq. a der.: Louisa Papigatuk (alumna canadiense), el profesor Eligio
Salamanca, Maggie MacDonnell, el docente Luis Pacheco de la Escuela Salvador
Sanfuentes y Cynthia Gaudreault, otra de las estudiantes del pueblo inuit que
acompañan a la docente.
PROTAGONISTAS
REVISTA REVEDUC
MINISTERIO DE EDUCACIÓN
Nº 380 /2017