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“ES UNA IDEA

PERVERSA PENSAR

EN CRECER

ECONÓMICAMENTE

CON UNA MALA

EDUCACIÓN”.

¿Qué es para usted

el desarrollo profesional

docente?

¿Qué define ser docente en un

contexto de cambio?

¿Qué significa ser un formador

más que un instructor?

Involucra la consolidación del ejercicio de

la profesión, es decir, cuál es mi quehacer,

qué competencias necesito para ello y cuál

es el valor de lo que hago en la sociedad.

Ésa es la pregunta que tenemos que

hacernos todos. A mí se me ocurre que ser

docente en un contexto de cambio sugiere

que ya no puedo ser el depositario de un

conocimiento, porque ese conocimiento

que tengo almacenado es accesible. Tengo

que ser formador en el sentidomás estricto

de la palabra, más que instructor. Eso es

parte del proceso de aprendizaje en el que

todos estamos ahora.

¿Hay consenso respecto

a las respuestas a esas

interrogantes?

Cada vez más. Se ha empezado a pensar

que la docencia no es solo un trabajo de

ejercicio dentro de la sala de clase para

manejar bien la didáctica, esa mirada se

ha ampliado.

Ser profesor requiere vocación, didáctica

y un conjunto de competencias de

integración comunicativa. El profesor que no

sabe comunicar bien, por más didáctico que

sea, no es un buen profesor. Se complejiza

la profesión en esa idea de desarrollo,

evoluciona en forma más compleja.

En ese contexto, que los países

cuenten con un “Marco para la

Buena Enseñanza”, como es el

caso de Chile, ¿es útil?

¿Por qué?

Porque en el marco de esta complejidad

la buena enseñanza es el gran orientador

de lo que el país decide que es un buen

docente. Ya que no se puede tener una

definición universal de lo que es un buen

docente, lo que sí se puede tener es una

decisión del país al respecto. El Marco para

la Buena Enseñanza es lo que un país, ojalá

de la manera más consensuada posible, ha

definido que es un buen docente.

Lo que se necesita es formar ciudadanos,

que sean capaces de sostener el desarrollo

y fortalecer la democracia de los países.

La educación que la literatura ha llamado

“rentista”, que solo forma para el mercado

del trabajo, es insuficiente. Chile, Perú,

Colombia, han crecido económicamente

muchísimo en los últimos años, pero tienen

en general una mala educación cuando se

les mira en comparación con otros países

del mundo. Es una idea perversa pensar

en crecer económicamente con una mala

educación. Lo que debemos hacer es tener

crecimiento con una buena educación

para que ese crecimiento se convierta en

desarrollo.

A eso me refiero cuando hablo de formador.

Y para ello, el profesor necesita un

conjunto de competencias y habilidades.

Obviamente necesita comprender lo que

lee y saber matemática, pero también

competencias ciudadanas: reconocimiento

de las diferencias, reconocimiento del otro,

búsqueda de espacios de convivencia,

estímulo a la creatividad. ¡Las famosas

competencias del siglo XXI!, que hay que

sumar a las competencias blandas.

¿Hoy vivimos una crisis de

identidad profesional docente?

Menos que antes. Estamos en la resaca,

enfrentando las consecuencias de la crisis.

Ésta se produjo fundamentalmente por dos

situaciones: primero, por una cuestión que

es propia de las profesiones y su evolución,

pues cada cierto tiempo las profesiones

generan un quiebre en su deontología, en

su manera de desarrollarse; y lo otro es

que hubo fuertes impulsos que llegaron

desde afuera. Aparecieron cambios de

paradigma de la psicología que hicieron

que el constructivismo y la psicología

cognitiva tuvieran un auge y eso obligó a

los profesores a pensar en el aprendizaje

de manera distinta, de la mano de las

tecnologías de las comunicaciones.

El tema curricular se vio impactado, se

abandonó la idea de la transmisión por

algo más interactivo, lo que en literatura

se ha llamado la “pérdida del referente

tradicional”, es decir, el profesor se quedó

sin los lugares seguros que tenía para poder

hacer su trabajo, producto de cambios en la

matriz cultural, en las cuestiones sociales,

en la tecnología.

“EL PROFESOR

QUE NO SABE

COMUNICAR BIEN,

NO ES UN BUEN

PROFESOR”.

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