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Revista de Educación Nº 374

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PROTAGONISTAS

“Los estudiantes muchas veces toman

contacto con edificios muy importantes

del pasado, por ejemplo, templos griegos

como el Partenón o catedrales góticas

como Chartres, pero los ven en fotografías,

planos o dibujos y no tienen idea de sus

dimensiones, explica Fernando Pérez.

Entonces, a Alejandro se le ocurrió que los

estudiantes buscaran grandes lugares como

canchas de fútbol y trazaran los edificios

del tamaño que realmente son. Dibujaron

las columnas del Partenón y ellos no podían

creer que se podían meter adentro”.

Años después, en Taller de Arquitectura

pidió a los estudiantes que trabajaran

con maquetas de hielo. Había que hacer

un moldaje, poner el hielo, meterlo al

refrigerador y llevarlo a la maqueta, la

que sólo duraría una tarde, pues iba a

deshacerse. Luego, utilizó esa idea en unos

talleres que hizo en Venecia donde las

maquetas flotaban en el agua.

“Alejandro es una persona que aplica su

creatividad y su inventiva de arquitecto a

la docencia. Para él, la docencia no es solo

técnica o solo transmisión o solo exigencia,

es capaz de inventarmodos nuevos de hacer

esa docencia”, agrega sumaestro de la PUC.

PROFESOR EN HARVARD

Cuando Jorge Silvetti, decano del

Departamento de Arquitectura de la

Universidad de Harvard (1995-2002), le

Foto: El Colegio Ayelén, levantado en Rancagua

el 2015, es una de las obras emprendidas por

Alejandro Aravena y ELEMENTAL.

Crédito: ELEMENTAL

pidió a Fernando Pérez que le recomendara

jóvenes arquitectos para traer a alguno

de ellos a su universidad, él le entregó una

lista encabezada por Alejandro Aravena, en

la cual incluyó también a Smiljdan Radic,

Matías Klotz y Sebastián Irarrázabal, entre

otros.

Es así como el actual director de la Bienal

de Venecia 2016 llegó a la Universidad de

Harvard el año 2000 con el propósito de

hacer clases. Formaba parte de un grupo de

profesores invitados y los estudiantes podían

elegir con cuál de ellos trabajar, entonces

corría el riesgo de no tener alumnos si lo que

ofrecía no era suficientemente atractivo.

Frente a esta situación, Alejandro Aravena ha

dicho públicamente que se preguntó: ¿qué

es la única cosa que sabemos en Chile que

acá no saben? Y la respuesta llegó rápido:

escasez. “Él se dio cuenta de que convertir

la dimensión problemática del mundo, la

dimensión tercermundista, en una cosa

no tratada le daba enormes ventajas que

supo aprovechar, explica Fernando Pérez.

Alejandro tuvo un pensamiento estratégico.

Y eso lo fue llevando a la convicción

fundamental de que la arquitectura tiene

una dimensión pública muy relevante y que

el arquitecto tiene la capacidad de jugar un

rol en las políticas públicas, más involucrado

de lo que suele ser habitualmente”.

Sus clases fueron todo un éxito: se

inscribieron los mejores porque sintieron

que había un desafío. Aravena les pedía

que reaccionaran frente a catástrofes que