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Revista de Educación •
Editorial
Jorge Poblete Aedo
Subsecretario de Educación
Q
ue nuestros niños, niñas y jóvenes aprendan, se
eduquen y se formen a través del sistema escolar;
que cumplan su ciclo completo de enseñanza: pre-
escolar, básica y media; y que puedan egresar aptos para
llegar a la educación superior y estudiar una carrera técnica
o científica humanista, sigue siendo un objetivo esencial y
esperado para cualquier familia chilena. Así lo entende-
mos quienes tenemos la responsabilidad de propiciar y
acompañar a la comunidad en este vital proceso desde el
Ministerio de Educación.
La pandemia de COVID-19 ha sido un enorme e
inesperado desafío para todos y todas. Hemos tenido que
reprogramar, adecuar y rediseñar prácticamente todo, y
ajustarlo a una realidad muy diferente a la que conocíamos
hasta ahora en el ámbito educativo, incluyendo la priori-
zación curricular, y adoptar sobre la marcha un sistema o
estrategia “híbrida” por la emergencia, combinando las
clases presenciales con clases remotas.
Concluyendo el 2020, nos planificamos con tiempo
para que todas las escuelas prepararan sus planes de
modo que, junto con incorporar todas las medidas de cui-
dado sanitario, permitieran a nuestros estudiantes retomar
su año escolar con clases presenciales, ya que sabemos
que son irremplazables en lo educativo, lo socioemocional
y la salud de niños, niñas y jóvenes.
En este contexto, y velando por la recuperación de los
aprendizajes, este año 2021 hemos dado vida a un plan de
carácter nacional que hemos bautizado “Chile Recupera y
Aprende”. Este plan, que hemos impulsado desde el Mi-
neduc con gran vigor, se enfoca en tres ejes que refuerzan
Aprendiendo, a pesar
de la pandemia
los aprendizajes y que incluyen –o tienen como base– una
educación flexible, ejercida tanto desde las aulas escolares
(cuando las condiciones sanitarias lo permiten en forma
segura), como a distancia, mediante sistema remoto si es
la condición exigida en el momento.
Nuestro diseño contempla la recuperación de apren-
dizajes, la nivelación de éstos, y también el bienestar
socioemocional de nuestros niños y niñas, quienes, junto a
sus docentes, han debido asimilar y adaptarse a las nuevas
formas de dictar y programar las clases.
Otro punto importante de este Plan, y que es una de
las mayores preocupaciones de nuestro Ministerio, tiene
que ver con la retención de aquellos estudiantes que están
en riesgo de dejar el sistema, y también con la reconquista
de quienes lo han abandonado. Para ello estamos imple-
mentando el Sistema de Alerta Temprana (SAT) que entre-
gará información especializada a los directivos, para que
puedan hacer seguimiento y tomar las medidas necesarias
para que el mayor número de alumnos pueda continuar
con sus estudios hasta concluirlos.
Alentando los aprendizajes con apoyo a los docentes,
estudiantes y sus familias, siempre siguiendo las medidas
del Plan Paso a Paso liderado por el Ministerio de Salud y,
en sintonía con organismos internacionales especializados
como la Unicef y Unesco, estamos poniendo toda nuestra
energía para que nuestros estudiantes puedan recuperar
sus aprendizajes, nivelarse, y seguir adelante. Estamos
convencidos de que tal y como recomiendan expertos en
todo el mundo, “la escuela debe ser lo primero en abrir y
lo último en cerrar”.




