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Revista de Educación •
Tendencias
Ruth Castillo es doctora
en Psicología, profesora
de la Facultad de
Educación y Salud de la
Universidad Camilo José
Cela, y miembro del Yale
Center for Emotional
Intelligence (Universidad
de Yale). Es responsable
en España del método
RULER y consultora
RULER en las escuelas
secundarias del Instituto
Tecnológico de Monterrey.
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Tendencias
Habilidades
para este siglo
Es la pregunta transversal que se hacen los educadores especialmente en tiempos de
pandemia y fue abordada por Ruth Castillo, psicóloga y especialista en aprendizaje
socioemocional, al abrir el seminario online “Educación Socioemocional: Enseñanza
y Aprendizaje de las Emociones para el Siglo XXI”, organizado por Fundación
Educacional Seminarium. La experta se re rió al método RULER –un programa de
educación socioemocional impulsado por la Universidad de Yale–, que actualmente se
está aplicando en 25 colegios de España y también en México.
Método Ruler
“L
a profesión docente es una profesión emo-
cional. Estamos siempre lidiando con nuestras
propias emociones y con las de nuestros
alumnos. No solo regulando las nuestras, sino coregulan-
do las de nuestro alumnado. Todo el tiempo vivenciamos
esa reciprocidad. Por eso cada aula tiene vida propia. Hay
ambientes de aula que generan y contagian emociones
positivas y otros, que producen emociones negativas. Ese
clima va a repercutir necesariamente en el aprendizaje”,
advierte Ruth Castillo, psicóloga y especialista en aprendi-
zaje socioemocional.
En su intervención en el seminario online “Educación
Socioemocional: Enseñanza y Aprendizaje de las Emocio-
nes para el Siglo XXI”, organizado por Fundación Educa-
cional Seminarium, puso el acento en las siguientes ideas:
1. Hay que ser consciente que cuando hablamos de
educación socioemocional, no se trata solo de
abordar las emociones básicas.
Explica que hay quienes piensan que al trabajarlas con los
niños ya se está haciendo educación emocional y no es
así. “Es muy importante que en educación emocional no
nos restrinjamos a lo visible, a las emociones básicas, sino
que también hagamos un esfuerzo por trabajar el complejo
mundo emocional que tenemos”, señala.
Las emociones básicas son innatas, nos han permiti-
do sobrevivir a lo largo de la evolución humana, son las
primeras que sentimos y tienen un correlato fisiológico
muy determinado, pero tal como señala la psicóloga son
absolutamente insuficientes o parciales si queremos tra-
bajar este tema con niños desde los 3 ó 4 años. A partir
de esa edad, los niños desarrollan su autoconcepto, son
capaces de compararse con el otro, de tener expecta-
tivas y saber qué se espera de él/ella en un contexto
determinado, entonces empiezan a aparecer emociones
mucho más complejas. “Ya no es solo el enfado, apa-
recen la culpa, la vergüenza, la envidia, emociones que
podríamos llamar secundarias, muchas de ellas sociales,
que tienen que ver con esas expectativas y con esa com-
paración”, indica.
2. La educación emocional no es sólo para los niños,
sino también para los adolescentes. Y una de
las cosas que es necesario trabajar con ellos,
especialmente en esta era de las redes sociales, es
su capacidad para expresar emociones, eso va a ser
esencial para tener una buena salud mental.
“Los adolescentes hoy en día no están siendo honestos:
su única forma de expresar emociones es exclusivamente
desde un punto de vista positivo, pero no son capaces
de comunicar emociones como el miedo, el enfado,
la decepción o la tristeza. Están viviendo un mundo
absolutamente parcial, filtrado, como los filtros de
Instagram”, afirma.
Foto: Gentileza Ruth Castillo.