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Revista de Educación •
Educación inicial
El juego,
una presencia
de alto nivel
“Si un niño o niña no juega no crece, no se desarrolla, no aprende. El juego es una forma
de presencia de alto nivel”, asegura el pedagogo y dibujante italiano, creador del proyecto
“La ciudad de los niños”, Francesco Tonucci. Y sostiene que el mejor juguete es aquel que
sin ser nada concreto lo puede ser todo como: el barro, una pelota, piezas de construcción,
muñecas, cajas de cartón, madejas de lana y tantos otros objetos, que sirven también
para seguir inventando más actividades lúdicas. Hoy el juego infantil ha sido puesto en
el centro de la educación cognitiva y socioemocional. La UNICEF reúne datos de las
últimas investigaciones sobre las bondades del juego en un reciente informe. Mientras, la
Subsecretaría de Educación Parvularia del Mineduc realza el valor del juego y dispone una
serie de recursos y actividades para educar en tiempos de con namiento por pandemia.
Recursos para Educación Parvularia
P
ero ¿qué es el juego? Es una actividad inherente
al ser humano, tiene carácter universal, se practica
desde siempre en todas las culturas y es consi-
derado el medio ideal para la socialización de los más
pequeños, porque inculca valores y normas propias del
medio donde se desenvuelven.
También cumple una función simbólica al ampliar la
capacidad de usar símbolos y signos para crear contex-
tos, anticipar situaciones y planificar las acciones venide-
ras o interpretar la realidad. De allí que la Organización
de las Naciones Unidas, ONU, haya declarado el juego
como un derecho de los niños y niñas, haciendo hincapié
en que: “El juego no solo es una forma de diversión sino
también una de las mejores formas de aprendizaje”.
Los investigadores y teóricos coinciden en definir cier-
tos puntos clave de las experiencias lúdicas que aclaran de
qué se trata esta “misteriosa” y tan especial manifestación
humana (y de otras especies animales también) a la que
llamamos juego, recreo, esparcimiento, entretención y que
nos conecta poderosamente con los otros seres humanos y
que hoy incluso se ejercita de modo digital en las pantallas
de celulares, tabletas y computadores.
En definitiva, esa actividad lúdica o juego se carac-
teriza porque moviliza la capacidad de decisión y de
acción que posibilita al niño o niña a tomar un rol activo
(autonomía) y a adueñarse de sus experiencias, es decir,
lo convierte en agente de su propia vivencia. Y además
tiene la gracia de ser un aprendizaje holístico, ya que
involucra todos los ámbitos de su desarrollo: las compe-
tencias motoras, cognitivas, sociales y emocionales.
A continuación, algunos datos que relacionan direc-
tamente al juego con las capacidades y disposición de
aprendizaje infantil.
DESDE LA CONCEPCIÓN HASTA LOS 2 AÑOS
Con la estimulación adecuada, el cerebro de un niño
forma conexiones neuronales a un ritmo de al menos
1.000 por segundo. Sin embargo, existen indicios recien-
tes de que dicha velocidad podría ser de hasta un millón
por segundo. Estas conexiones se ven potenciadas en
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Educación inicial
ambientes ricos, afectuosos y protegidos, que contribu-
yan a un desarrollo emocional positivo.
DESDE LOS 3 A LOS 5 AÑOS
Es la etapa conocida como “preescolar”. Las compe-
tencias lingüísticas, socioemocionales y cognitivas de los
niños experimentan un rápido desarrollo. Durante este
período resultan esenciales la estimulación y el aprendiza-
je derivados de acciones como jugar, leer, cantar, tam-
bién la interacción con los compañeros y con los adultos
que cuidan al niño, ya sea en casa o en los entornos de
educación preescolar. El juego les permite a los niños
explorar y dar sentido al mundo que les rodea, además
de utilizar su imaginación y darle paso a la creatividad.
DE LOS 6 A LOS 8 AÑOS
Este período normalmente coincide con los primeros
cursos de la escuela primaria o básica. El aprendizaje
basado en el juego sigue siendo esencial, pero a menudo
se descuida en favor de enfoques educativos centrados
en objetivos académicos. Sin embargo, está comprobado
que los enfoques de aprendizaje activo basados en el
juego pueden transformar las experiencias educativas de
niños en los primeros ciclos de básica y fortalecer tanto la
motivación como los resultados de los aprendizajes.
DESARROLLO DE LAS HABILIDADES HOLÍSTICAS
La neurociencia señala que la arquitectura cerebral
está conformada parcialmente por las interacciones
tempranas con las demás personas. Si esas interacciones
son positivas entre el nacimiento y los 3 años de edad
(la etapa más activa para formar conexiones neurona-
les) puede proporcionar al niño o niña una cimentación
fuerte para las conexiones que se forman posteriormente.
La ausencia de cuidado sensible –o en caso de que las
respuestas hayan sido poco confiables o inapropiadas–
altera el desarrollo de esa arquitectura cerebral y afecta al
aprendizaje y al comportamiento de los niños.
El juego con objetos, con adultos, puede fomentar
habilidades cognitivas sustanciales en los bebés, inclu-