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Revista de Educación •
Columna
L
o que atravesamos como país a causa de la pan-
demia del COVID-19, en particular la sostenida
suspensión de clases y la cuarentena en casa,
plantea desafíos educativos que no se pueden enfrentar
improvisando. Lo primero a descartar, dada la duración
de la suspensión, es pensar que durante este tiempo la
rutina escolar puede seguir exactamente igual. Lo cierto
es que el ambiente que se crea en las aulas y el contacto
directo entre estudiantes, profesores y directores tienen
un valor que difícilmente reemplazarán las tecnologías.
Asimismo, el rol mediador, facilitador y regulador del
docente, como su capacidad para contener y conducir a
los estudiantes y modelar una actitud frente a las dificul-
tades, no es reemplazable. Sin embargo, en un escena-
rio tan complejo como este, ser creativos y aprovechar
las herramientas que hay disponibles es fundamental:
el hecho de que no podamos reproducir el espacio de
aprendizaje de la escuela no significa que no podamos
generar oportunidades novedosas de aprendizaje en
lo cotidiano. Mi intuición y experiencia como papá me
hacen pensar que ya está ocurriendo masivamente en
los hogares. En ese sentido, la plataforma “Aprendo en
Línea” del Mineduc es una oportunidad para que los
procesos de enseñanza y aprendizaje no se suspendan.
Además de estar alineada con el curriculum nacional, es
fácil de usar y está orientada a estudiantes de los distin-
tos niveles de enseñanza, incluyendo el técnico profesio-
nal, y también puede ser utilizada por profesores, padres
y apoderados. Pero no es la única alternativa.
Precisamente, es aquí donde el rol y el compromiso
de los padres y apoderados con la educación de sus
hijos es clave. Si bien es cierto que el actual escenario
puede ser abrumador para muchos (no es fácil cumplir
con el trabajo, cuidar de la casa y además estar pendien-
te de los hijos, todo al mismo tiempo), también es una
oportunidad para involucrarse más y ser protagonistas
de su proceso formativo. No se trata de convertirse en
profesor de la noche a la mañana –en ese sentido, los
docentes también han debido adaptarse repentinamente
La educación
no puede esperar
Por Daniel Rodríguez
Secretario Ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación
a un nuevo formato de clases–, sino de acompañar en
lo posible a los hijos y guiar sus procesos, lo que para
muchos puede ser algo completamente nuevo. Existe
evidencia robusta que sostiene que el involucramiento
de los padres y apoderados es un factor determinante en
el aprendizaje de los estudiantes. Si analizamos datos de
la Agencia de Calidad de la Educación, se observa que
en colegios donde los padres y apoderados mantienen
una buena comunicación con las escuelas y participan de
sus actividades, los estudiantes obtienen, en promedio,
17 puntos más en el Simce.
Otro factor que influye en el mejoramiento es la
motivación por aprender. Según resultados de la prue-
ba Pisa, la motivación puede predecir mejoras en el
aprendizaje casi al doble en comparación con otras
condiciones estructurales, tales como dónde viven los
estudiantes, cuánto estudiaron sus padres o cuál es su
ingreso familiar. En estos tiempos, reforzar la motivación
por aprender es una actitud que puede ser intencionada
por los padres, y hay herramientas sencillas que ayudan a
mejorar la predisposición hacia el aprendizaje. Además,
en casa puede haber instancias de aprendizaje que para
muchos niños resulten ser más motivantes o desafiantes
que en un ambiente escolar. El hogar entrega un con-
texto de aprendizaje tan irreproducible como el de la
escuela: calcular cantidades para cocinar con los padres
u oír a los hermanos mayores leer en voz alta generan
una motivación impresionante en los menores. Por otro
lado, la evidencia muestra que los halagos precisos, que
no requieren tanto tiempo, ayudan a que un estudiante
replique buenas prácticas. También se pueden destacar
rasgos como el esfuerzo o la perseverancia, lo que ayuda
a que desarrollen una mentalidad de crecimiento y los
incentiva a enfrentar desafíos y a ver los errores como
una oportunidad para aprender.
El llamado es a convertir este tiempo en casa en
una oportunidad para seguir con el proceso formativo
de una manera distinta. Junto con usar los recursos del
Mineduc, es necesario complementar con otras activida-