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REVISTA DE EDUCACIÓN /
ciencia y técnología
Ciencia escolar:
CULTIVANDO LECHUGAS EN
ZONAS ÁRIDAS
El mundo está experimentando la
escasez de agua desde hace tiempo.
La falta de lluvias y los cambios del
fenómeno climático, son parte de
los factores que ocasionan sequías
periódicamente. Nuestro país no es
ajeno a esta situación. Los últimos años
han sido marcados por un déficit de
precipitaciones, lo que ha disminuido
notoriamente las reservas de agua y
afectado los suelos cultivables a lo largo
del territorio.
Una de las iniciativas en Chile para dar
ideas de solución al problema de la
sequía de forma creativa y para propagar
la inquietud por el tema medioambiental
entre las nuevas generaciones, es el
concurso Junior del Agua. En él se busca
promover el interés por el recurso
hídrico, a través de proyectos realizados
por jóvenes científicos.
“Todo comenzó cuando nosotras y otras
compañeras asistimos a una charla en
la Universidad de La Serena. Íbamos con
la idea de trabajar con el salmón. Pero
en esa charla, hablaron de un hongo
que nos llamó mucho la atención y nos
hizo cambiar el foco”, comentan las
estudiantes premiadas.
Fue en ese momento que las chicas
recurrieron a la ayuda del científico
y académico Marcos Molina, de la
Universidad de la Serena, para orientar la
investigación que estaban empezando a
desarrollar sobre los hongos.
“Él nos sugirió que orientáramos nuestra
investigación sobre los hongos endófitos,
que son organismos que viven dentro
de algunas plantas. Una vez que nos
enfocamos en el tema, él nos contó que
en la Antártica había plantas que poseían
ese tipo de condición o particularidad,
es decir, crecían junto con el hongo, por
lo que nos dio la pauta para buscar las
características específicas del hongo
y lo que producía en los vegetales. Así
se desencadenó nuestra exploración”,
cuenta Norys Villarroel, profesora de
la Escuela Leonardo Da Vinci y guía del
proyecto.
Por su parte, Katherine Araya, de 3°
medio, se encargó de elaborar las
proyecciones del trabajo, las cuales se
hicieron durante dos meses cada 12
días. Esto concluyó con que el hongo
del deshielo Antártico sí era efectivo
y se podía introducir en las raíces de
cualquier otra planta.
Al lograr esa primera determinación
científica, las estudiantes decidieron
trasladar la investigación a la lechuga,
ya que este vegetal posee unas raíces
pequeñas, lo que la hace altamente
dependiente del agua; por otra parte,
es de fácil reproducción y además
representa el 94% de su peso en agua.
Así se mantiene con menos agua y a
la vez metaboliza todas sus funciones
vitales de mejor manera.
En el fondo la lechuga produce
una simbiosis activa, es decir, un
aprovechamiento de ambos organismos
que se ayudan mutuamente y
le permiten al vegetal tener un
metabolismo mucho más alto y de
esa manera ahorrar agua. Entonces se
pueden cultivar utilizando el 60% menos
de agua y por lo tanto aplicarse en zonas
donde escasea el recurso hídrico, por
ejemplo en el norte de nuestro país.