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Revista de Educación Nº 384

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CONVERSANDO A FONDO

En la etapa de la educación parvularia los

niños están abiertos al mundo, es decir, con

buenos estímulos se pueden desarrollar

al máximo. La cantidad de conexiones

neuronales que hacen es del orden de los

millones por segundo. Por eso se requiere

una estimulación temprana de calidad, si

no es de calidad se puede hacer daño y

eso es un tema grave. Un niño, por ejemplo,

que es agredido con un golpe o al dejarlo

llorar o no atender sus necesidades,

no tiene la capacidad para responder

inmediatamente, las consecuencias las

vamos a ver años después.

Cada interacción en este nivel es relevante

para descubrir oportunidades: el goce por

la lectura, por la naturaleza, por el arte,

por la ciencia, por la música. Es la etapa

de fomentar, de abrir mundos, de expandir.

Como país tenemos que poner aquí toda

la energía. Lo que el Presidente ha dicho:

“los niños están primero en la fila”, porque

está convencido de eso y nosotros como

gobierno también. Todo lo que hagamos en

esta etapa es la política más equitativa,

más ética, que podemos implementar,

es aquí donde se reducen las brechas y

equipara la cancha.

¿Por qué es tan importante la

formación inicial en un niño?

¿La educación inicial sirve

para prevenir el fracaso

escolar? ¿Qué consecuencias

podría tener en la vida de

quien no la recibe?

Desde el punto de vista

pedagógico, ¿cómo se

pueden potenciar las

capacidades cognitivas de

los niños?

Respondiendo a la primera pregunta, 100%.

Y en relación con la segunda, efectivamente

la política de todas las políticas, la más

efectiva para prevenir el fracaso escolar,

es una educación parvularia de calidad en

conjunto. Siempre digo: “una educación

parvularia de calidad tiene un elemento

clave que es la familia” y aquí no estamos

hablando de un prototipo de familia, sino de

quien quiere y cuida a los niños.

Una educación parvularia de calidad,

que incorpora a la familia, es la mejor

herramienta para combatir el fracaso

escolar y asegurar el éxito, el futuro, el

desarrollo de los niños. ¿Por qué? porque

cuando se involucra a la familia ellos

valoran el trabajo que se realiza en este

nivel, entonces llevan a sus niños al jardín

y comprenden la importancia de hablar con

ellos, escuchan al más pequeño igual que

a los grandes y eso es relevante, ya que

en esta etapa los niños deben aprender a

expresarse, a manifestar sus emociones, a

decir lo que sienten y lo que les pasa.

Sabemos que en este nivel los niños están

abiertos a todas las posibilidades, por ello

se deben desarrollar las nociones básicas,

los “pre”. Si, por ejemplo, se dejan muy bien

sentadas las nociones lógico-matemáticas

a través de la clasificación con material

concreto, los niños se sumergen en ese

mundo sin necesidad de estar sumando ni

restando. Y en los cursos superiores se les

hace más simple comprender conceptos

más abstractos.

Lo mismo ocurre con el lenguaje, si se

les expone tempranamente a escuchar

cuentos, a relatarlos, a expresarse,

aumentan su vocabulario y el proceso de

lectoescritura después les resultará más

fácil. Una de las grandes diferencias que

tenemos a nivel socioeconómico tiene que

ver con el número de palabras que conocen,

los menores de niveles socioeconómicos

más bajos manejan entre un 30% y 50%

menos de palabras que niños de un nivel

cultural mayor.

Con el pensamiento científico pasa lo

mismo. Si en esta etapa se les enseña

a observar, a que las conclusiones que

saquen de la naturaleza deben ser en

base a la observación, estamos frente a

un aprendizaje que es el cimiento para el

pensamiento científico.

Estos chicos el día de mañana se

cuestionarán las cosas, entenderán que

un fenómeno no pasa porque sí, buscarán

comprobar sus hipótesis.

Uno de los grandes problemas que

hoy tenemos en educación son niños

pasivos en las salas de clase, que

aprenden algo simplemente porque es

lo que el profesor o lo que Google dice,

que no reflexionan. Lamentablemente

podemos observar salas donde más del

50% de los menores son totalmente

pasivos, no participan en la clase y eso

es responsabilidad de todos, del sistema.

Necesitamos que estén involucrados con

el aprendizaje, cuestionando al profesor,

no por cuestionarlo sino porque están

preguntándose cosas.

Una buena clase es aquella donde los niños

hacen preguntas y donde las preguntas que

se contestan son las de los niños.

“HOY TENEMOS UN GRAN

DESAFÍO, PUES HAY MENOS

EDUCADORES Y TÉCNICOS

EN EDUCACIÓN PARVULARIA.

HACE UN PAR DE SEMANAS

ORGANIZAMOS UNA MESA

DE TRABAJO DONDE

PARTICIPARON LOS JEFES

DE CARRERA DE TODAS

LAS UNIVERSIDADES E

INSTITUTOS, PARA ANALIZAR

EN CONJUNTO LAS

DIFERENTES ALTERNATIVAS

QUE PUEDEN HACER MÁS

ATRACTIVA LA CARRERA Y

AQUÍ NOSOTROS TENEMOS

ALGO QUE DECIR: LA

CARRERA DOCENTE ES

FUNDAMENTAL”.

María José Castro, subsecretaria de

Educación Parvularia