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Revista de Educación •
Cultura
Cuando Rita cumplió 100 años (falleció a los 103 en
2012), le preguntaron cuándo jubilaría y ella respondió:
“¡Jamás! ¡La jubilación está destruyendo cerebros! Mucha
gente se jubila y se abandona…Y eso mata su cerebro. Y
enferma.” Enseguida agregó que, si bien estaba cumplien-
do un siglo de edad, su cerebro andaba igual que a sus
20 años: “No noto diferencia en ilusiones ni en capacidad.
Mañana mismo vuelo a un congreso médico…”
La científica aseguró siempre que nuestros cerebros
gozan de gran plasticidad neuronal y que, aunque mueran
neuronas, encuentra los caminos para continuar sus fun-
ciones, por eso recalcaba lo importante que es mantener-
lo estimulado, activo e ilusionado. “El cuerpo se arruga,
pero el cerebro no”, repetía y también hacía hincapié en
que hombres y mujeres tenemos la misma capacidad ce-
rebral e inteligencia.
En una de sus últimas entrevistas señaló con gran
preocupación, un impedimento para avanzar en el desa-
rrollo social humano. “El cerebro límbico, el hemisferio
derecho, no ha tenido un desarrollo somático ni funcional.
Y desgraciadamente aun predomina sobre el otro. Todo
lo que pasa en las grandes tragedias, guerras, dictaduras,
conflictos, se debe al hecho de que este cerebro arcaico
domina al de la verdadera razón. Por eso debemos estar
alerta. Hoy puede ser el fin de la humanidad. En todas las
grandes tragedias se camuflan la inteligencia y el razona-
miento con ese instinto de bajo nivel”. Y ante la pregunta
de cómo se puede superar aquello, respondió: “Hay que
comenzar con la infancia, con la educación. El comporta-
miento humano no es genético, sino epigenético, el niño
de 2 o 3 años asume el ambiente que vive y también el
odio por el diferente y todas esas cosas atroces que han
pasado y que todavía ocurren”.
Entre sus libros, esta connotada médica italiana, dejó
uno muy especial dedicado a la etapa de la vejez que se
titula: “El as en la manga”. Allí desmitifica el desgaste obli-
gado de las neuronas por el paso del tiempo, y en tono
ameno y didáctico, desde la neurobiología moderna, insta
a sacar ese as que todos tenemos bajo la manga y que
debemos jugar con acierto en la vejez y que consiste en
usar creativamente nuestro cerebro hasta el último minuto
de vida. Agrega los ejemplos de personajes como Galileo
Galilei, Miguel Ángel, Ben Gurion, Bertrand Rusell y Picas-
so para ilustrar.
¿QUÉ PASÓ CON EL CEREBRO DE EINSTEIN?
Un pasaje que vale la pena recordar es lo sucedido con el
cerebro del creador de la “teoría de la relatividad”, Albert
Einstein, quien falleció de un aneurisma aórtico el 18 de
abril de 1955. Al día siguiente de su muerte fue incinerado
y sus cenizas esparcidas en el río Delaware, sin embargo, el
patólogo que realizó la autopsia, Thomas Harvey, entregó el
cuerpo del científico sin su cerebro.
Cuando se dieron cuenta en el Hospital de Princeton,
lo despidieron, pero él se adueñó del “tesoro biológico”,
aduciendo que lo hacía en nombre de la ciencia. Posterior-
La científica Rita Levi Montalcini aseguró
siempre que nuestros cerebros gozan
de gran plasticidad neuronal y que,
aunque mueran neuronas, encuentra los
caminos para continuar sus funciones,
por eso recalcaba lo importante que
es mantenerlo estimulado, activo e
ilusionado. “El cuerpo se arruga, pero
el cerebro no”, repetía.




