

EDITORIAL
Todo indica que la calidad de la educación
radica básicamente en el logro de
aprendizajes de los estudiantes, lo que
convierte a la sala de clases en el espacio
clave para que ese delicado proceso de
aprender se amplíe y se fortalezca.
Dentro del aula se expone lo aprendido
y lo no aprendido, allí se comunican el
docente y sus alumnos, allí también se
hacen las evaluaciones. Ese es el lugar
donde finalmente se dirime el presente
y el futuro de los alumnos. Consciente de
esta realidad, el Ministerio de Educación
está permanentemente fomentando,
monitoreando y poniendo refuerzos en
programas pedagógicos y formativos
para el aula, que involucran tanto a
los docentes como a los estudiantes y
también a los padres y apoderados.
Los últimos resultados de la prueba
SIMCE (2018) dejaron en evidencia que
un porcentaje significativo de alumnos
con puntajes deficientes en cuanto a
lo aprendido en lenguaje, matemáticas
y otras materias de enseñanza básica,
mostraba una sustantivamejora. La noticia
ha sido más que alentadora, ya que esos
estudiantes desnivelados podrían haber
seguido arrastrando déficit de aprendizaje
toda su vida escolar e incluso, llegar a caer
en la deserción al verse frustrados por la
superación de sus compañeros.
Pero, gracias a que los equipos docentes
de varias escuelas decidieron tomar
cartas en el asunto y diseñaron estrategias
propias para sacar a sus chicos adelante,
las cifras se revirtieron, los insuficientes
se volvieron suficientes según revela el
test nacional del 2018.
En la presente edición hemos querido
publicar un reportaje con el ejemplo de
seis establecimientos que dan cuenta de
su experiencia pedagógica al respecto.
Se trata de representantes, directores y
docentes, convocados por el Mineduc a
MEJOR COMUNICACIÓN,
MEJORES APRENDIZAJES
un encuentro, en donde generosamente
se dispusieron a revelar qué y cómo lo
hicieron para que sus estudiantes con
retraso pedagógico repuntaran en forma
significativa sus resultados.
La jornada fue enriquecedora para ambas
partes. El Subsecretario de Educación y el
jefe de la División de Educación General
agradecieron la oportunidad de compartir
las estrategias de mejora, que por lo
demás son coincidentes con el trabajo que
se realiza, por ejemplo, en el Plan Escuelas
Arriba, que entrega un apoyo efectivo a
las escuelas de menor desempeño del
país a través de la nivelación escolar y el
combate del ausentismo crónico.
Las estrategias de los seis colegios son
fruto de la comunicación que fueron
capaces de propiciar y mantener entre
directivos y docentes. En cada uno se
repite ese patrón: reunión, conversación,
consulta, retroalimentación, revisión
de datos empíricos, resultados y nueva
propuesta.
Nota máxima se merece esa reflexión
pedagógica desde el ejercicio profesional,
ya que aparte de aplicar iniciativas
puntuales de acuerdo con sus realidades y
poder ayudar a sus alumnos, los docentes
mejoraron lo más fundamental para una
comunidad escolar: la convivencia interna
y de paso, establecieron un acercamiento
más expedito con los padres y apoderados.
Además, están sirviendo como referente
para otros establecimientos educativos
que pueden seguir sus pasos y sacar a
sus estudiantes de la pesada carga de ser
“insuficiente”.