

EDITORIAL
En un gran desafío para la educación se ha
convertido el fenómeno del ciberbullying
o ciberacoso. ¿En qué consiste esta nueva
forma virtual de agredirse entre niños
y adolescentes? Se trata del uso de
redes sociales para ejercer poder sobre
alguna víctima que parece disminuida
o vulnerable frente a otro (individuo o
grupo) que se quiere imponer por la fuerza
de las amenazas.
Un tema muy delicado, sobre todo si se
toma en cuenta que algunos casos de
ciberacoso han terminado con el suicidio
de quien lo padece. Es preocupante,
además, que el fenómeno se ha
expandido a niveles alarmantes, por lo
que las comunidades escolares están
permanentemente enfrentándolo en sus
aulas. Tanto que la Superintendencia de
Educación envió hace poco una circular a
todos los establecimientos educacionales
exigiéndoles poner al día sus protocolos
y manuales de convivencia para prevenir
el ciberbullying.
Mientras, el Ministerio de Educación acaba
de poner en circulación la Política Nacional
de Convivencia Escolar (PNCE) actualizada,
colocando en el centro de esta Política las
habilidades socioemocionales: “ése es el
gran camino para prevenir abusos y formar
comunidades protectoras que tengan
como norte generar aprendizajes basados
en el cuidado de todos y poder establecer
relaciones de confianza”, remarcó la
ministra de Educación, Marcela Cubillos.
El documento se autodefine como el
horizonte ético de la política educativa, ya
que convoca a las comunidades escolares
a pensarse a sí mismas, ha repasar y
reconocer sus formas de relacionarse
entre sus miembros y las invita a unirse y
trabajar juntos en la transformación de su
convivencia o cultura interna.
PREOCUPACIÓN POR
EL CIBERBULLYING
En concreto, la idea es revisar el papel
crucial que juega la escuela o el liceo
en la superación de este flagelo llamado
ciberacoso o ciberbullying. Primero
haciendo conciencia institucional
de la problemática, luego dando una
mirada acuciosa a cómo los estudiantes
están usando los medios telemáticos
(internet, celulares, videojuegos, etc),
detectando si hay casos de acoso virtual
como vejaciones, amenazas, insultos y
chantajes y sabiendo cómo actuar frente
a ellos, aplicando protocolos de sanción
al victimario y de protección a la víctima,
además de tratamiento rápido y efectivo
a la situación integral que implica un caso
de esta índole. Y, enseguida establecer
entre todos: directivos, docentes,
estudiantes, padres y apoderados, las
estrategias de prevención.
El ciberacoso no es una realidad esporádica
ni alternativa, es un fenómeno que hoy
forma parte del cotidiano en las escuelas
del mundo y que acarrea consecuencias de
enorme impacto socioemocional que, por
supuesto, van en desmedro de la calidad de
la educación en todos sus niveles.
Especialistas de todo el orbe están
abordando el tema, investigando
y entregando sus conocimientos
y sus recomendaciones a otros
profesionales para que formen equipos
multidisciplinarios. Conscientes de ello, en
esta edición hemos dedicado las páginas
de Tendencias al abordaje pedagógico
del ciberacoso. Allí nuestros lectores
encontrarán información de primera mano
enfocada en este delicado tema que atañe
directamente a nuestro sistema educativo.