

A
solo tres años de haber sido
proclamada la independencia del
país (18 de septiembre de 1810),
el 19 de agosto de 1813, los
líderes patriotas consideraron fundamental
tener un centro germinal de desarrollo
de la identidad nacional y dieron vida a
la Biblioteca Nacional, cuyo documento
fundacional llevó la firma de Francisco
Antonio Pérez, Agustín Manuel Eyzaguirre
y Juan Egaña.
Una de las primeras tareas de la nueva
entidad fue recolectar libros entre
los ciudadanos de Santiago y de otras
ciudades. El llamado a donar apareció
en el periódico republicano, El Monitor
Araucano: “El primer paso que dan los
pueblos para ser sabios, es proporcionarse
grandes bibliotecas”, aseveraba.
En el año 1820, luego de un receso
debido al Desastre de Rancagua (batalla
independentista), y con más de 8.000
volúmenes para ofrecer, abre sus puertas
al público. Y fue el propio Bernardo
O´Higgins quien dispuso el traspaso de
www.revistadeeducacion.clantiguas colecciones que habían sido de
los jesuitas y que se hallaban almacenadas
en la Universidad de San Felipe. Además,
el prócer, nombró director bibliotecario al
erudito Manuel de Salas, el que a su vez
estaba apoyado por fray Camilo Henríquez
para incrementar el acopio de la naciente
biblioteca.
La idea era que los chilenos se
documentaran, leyeran, adquirieran
conocimiento de variadas materias, se
ilustraran, de modo que les brotara el
patriotismo y no se sintieran cercanos a
la Corona española, sino habitantes de un
nuevo país. Y en especial, la institución
bibliográfica debía contribuir a la formación
de profesionales y educadores, los que
tendrían a su vez la misión urgente de
ayudar a bajar los altísimos niveles de
analfabetismo que presentaba la población
a lo largo del territorio.
La Biblioteca partió en el recinto de la
antigua Universidad de San Felipe, luego
fue trasladada al edificio de la Aduana, que
quedaba en la esquina de las calles Bandera
HITOS DE LA EDUCACIÓN
BIBLIOTECA NACIONAL:
GUARDIANA DEL
PATRIMONIO REPUBLICANO
y Compañía, pero dado el aumento de las
adquisiciones debió cambiar varias veces
de sede en el centro de Santiago hasta que,
en el año 1925, llegó a ocupar el edificio
actual, emplazado en plena Alameda,
colindando con el Cerro Santa Lucía.
Con la Ley de Propiedad Literaria (1834),
que exigía copias de cada producción no
solo a la imprenta del gobierno, sino a todas
las imprentas del país, aumentó el número
de existencias y se posicionó como una
de las más prestigiosas de América a lo
largo del siglo XIX. Y a comienzos del siglo
XX los usuarios (intelectuales, literatos,
investigadores, educadores, estudiantes
y público en general) habían aumentado a
más de 10 mil anuales. Y, en el año 1920,
se calcula que más del 50%de los chilenos
sabía leer y escribir.
Hoy la Biblioteca Nacional (dependiente
de la DIBAM) sigue democratizando el
conocimiento a la par con la globalización
y la digitalización de las colecciones que
alberga. El sitio más conocido es www.
memoriachilena.cl,del que se descargan
más de 24 millones de documentos al año.
Dispone de 11 secciones principales donde
el patrimonio está catalogado de acuerdo a
su origen, su carácter y su uso. Por ejemplo:
Colección Cartográfica, Hemeroteca,
Archivo Fotográfico y Digital, Archivo del
Escritor, etc.
Además, ha puesto en marcha, desde
el 19 de agosto de 2013, la Biblioteca
Nacional Digital, que da la posibilidad a los
usuarios de organizar sus propias carpetas
y estanterías electrónicas, abriendo las
fronteras del conocimiento de los lectores
al tiempo y al espacio en forma transversal.
Y sigue siendo así la primera guardiana de
nuestro acervo cultural.
Foto de Biblioteca Nacional bajo licencia de Creative Commons